BREVE BIOGRAFÍA DE CARIDAD ALCÓN, FEMINISTA Y ANARQUISTA

Actualizado el 14 de junio de 2022 con imágenes y documentos nuevos de su familia argentina.

 

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CARIDAD ALCÓN, ANARQUISTA Y PIONERA DEL FEMINISMO

(Sanlúcar de Barrameda-Cádiz, 1888-Buenos Aires-Argentina, 1968)


Manuel Almisas Albéndiz

 

Caridad Alcón y Antonio Moreno Diosdado (Julio Amor). 

Buenos Aires, 1918 aprox.(Fuente: Andrea Russo Pascual)



















Mis sinceros agradecimientos a Alicia Áurea Pascual Moreno (nieta de Caridad) y a Betina Russo Pascual (bisnieta de Caridad), pues sin su ayuda desde la Argentina no hubiera sido posible este trabajo de recuperación y dignificación de la figura de Caridad Alcón.

 

Caridad nació en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) el 27 de enero de 18881. Era la hija menor del matrimonio formado por José Manuel Alcón González, de 33 años, sanluqueño, albañil de profesión y que, cosa rara para un trabajador manual de la época, sabía leer y escribir, y de Ana María Moreno Pina, de 30 años, también natural de Sanlúcar. En 1890, teniendo Caridad 2 años de edad, la familia vivía en una casa de vecinos con varios familiares paternos, en el n.º 10 de la calle Banda Playa (larga calle paralela al río Guadalquivir que pasa por el inicio de la célebre Calzada de la Duquesa Isabel). En ese momento su hermana Carmen tenía 14 años, y su otra hermana Dolores, tenía 9 años. En los años siguientes van a nacer tres hermanos más, Ana, Teófilo y José2, este último en 1905, cuando Caridad tenía 17 años de edad.

Nada sabemos de su traslado a Sevilla, donde, sin conocer más detalles de su vida, encontraremos a Caridad convertida ya en una joven escritora de ideas anarquistas.


PRIMERA PARTE: SEVILLA


La primera noticia de Caridad Alcón nos la sitúa en Sevilla y ya como una mujer instruida, buena escritora y tremendamente anarquista. Tenía tan solo 21 años. Su infancia y juventud quedan en un absoluto vacío, que solo un relato hablando de su niñez nos lo dibujan en su faceta de joven rebelde.

Sus inicios como escritora van indiscutiblemente unidos a los del semanario anarquista Al Paso y a los de su pareja Antonio Moreno Diosdado, administrador-director del mismo.

Antonio Moreno Diosdado había nacido en el barrio de Santiago de Jerez de la Frontera (Cádiz) en 1878, donde vivió rodeado de varios hermanas y hermanos y se marchó a Sevilla cuando hizo el servicio militar con el Primer Regimiento Montado de Artillería en 18993. En septiembre de 1901 era cabo de artillería y protagonizó un altercado en el centro de Sevilla4, resultando herido en la ingle derecha, así como un carabinero. En octubre de 1904 seguía en el ejército, siendo mencionado como «artillero segundo» de la Tercera Batería acuartelada en Sevilla. Se ignora la fecha en que abandonó el ejército y qué profesión pudo ejercer a partir de ese momento.

La siguiente noticia de Antonio la tendremos cinco años más tarde y ya era anarquista. En Tierra y Libertad (Barcelona) del 10 de junio de 1909, Antonio Moreno, en una extensa nota escrita como administrador del semanario, anunciaba la inminente aparición de Al Paso en Sevilla. Daba como dirección de la Administración su domicilio en la calle Varflora del céntrico barrio de El Arenal (actual C/ Real de la Carretería), n.º 29-2º Derecha. ¿Vivía allí ya con Caridad Alcón?5

Al margen de esta nota, ni Antonio Moreno ni Caridad Alcón son citados en el diario anarquista de Barcelona, ni como donantes de ayudas ni como suscriptores, en todo el año 1909.

Efectivamente, tal como Antonio lo había anunciado, la revista anarquista editada en Sevilla llamada Al Paso, inició su publicación el viernes 18 de junio de 1909. En su primera época se subtitulaba Liberto semanal6, y tenía como Administrador a Antonio Moreno. En el único ejemplar del 2 de julio de 1909 que se puede consultar en esta Primera Época7, va a aparecer en la segunda plana el artículo firmado por Caridad Alcón titulado «Los hacedores del mundo». En ese número también se podían leer artículos y colaboraciones de José Arranz de Jerez, de Manuel García Lozano, de Francisco Rey y de Miguel Solano Ruiz, como firmas reconocibles, y además, tomen nota, un artículo de Julio Amor titulado «En el café» donde criticaba el mitin celebrado en el Salón Imperial de Sevilla por los republicanos del diputado José Montes Sierra y que terminó con altercados y peleas.


LOS HACEDORES DEL MUNDO

Cualquier causa que merezca atención, interpongo la mía, que como mujer soy curiosa por «naturaleza».

Mi ideal está en las anchuras solitarias, ante el sol poderosísimo y la fragancia emanadora de la tierra y de las plantas.

Y un montón de excremento de bestia detiene mi andar analizador. Allí se han dado cita centenares de escarabajos que ávidos recortan su trozo y comienzan su laborar de redondearlo. Pienso si estos animales serán pequeños dioses que se ocupan en hacer sus mundos diminutos para jugar con sus progenies, o si les están encomendada esta labor por el Dios de los cristianos, tan fatuo y presumido que dicen «hizo el mundo en seis días».

Estos pequeños creadores de mundo, o trabajan más aprisa o son más sabios. He contado en dos horas que llevo presencian esta labor, doscientas bolas que se asemejan al mundo nuestro…

(…) Dios o es un escarabajo monstruo que pudo fabricar vuestro mundo en una semana, o los escarabajos son dioses «civilizados» que han llegado a su mismo mundo para mostrarnos la pequeñez de su «hacedor».

Dios mecánico y Dios hacedor, me impresionan igual que los diminutos animales hacedores de mundos de excremento que he visto esta tarde al sol.

Caridad Alcón.


Este primer texto conocido de Caridad Alcón no es nada feminista, pero ya nos evidencia su personalidad literaria y una capacidad que nos dice que este no habría sido su primer artículo o relato, y que a sus 22 años puede haber tenido alguna formación académica que desconocemos.

Se publicaron nueve números más, los días 9, 16, 23 y 30 de julio, y en las tres primeras semanas de agosto8, pero no se han conservado. Lo que es seguro es que el semanario Al Paso (Sevilla) dejó de publicarse después del viernes 20 de agosto debido a los sucesos conocidos como «Semana Trágica de Barcelona», pero que en realidad afectó a otras muchas ciudades y cuyo desencadenante fue el decreto de movilización de tropas de reserva para la Guerra de Marruecos. La represión por esos sucesos afectó al semanario, que fue suspendido y el 22 de agosto9 fueron encarcelados el director Antonio Moreno y dos de sus redactores, Francisco Rey y D. Martín, permaneciendo en prisión durante quince días y después quedando en libertad condicional pero procesados por «desacato e insultos al presidente del consejo de ministros, Antonio Maura». Ese fue el motivo del silencio de la revista, como explicaban en el primer número de la Segunda época.

En este periodo de suspensión, y de forma puntual, Caridad Alcón enviará un artículo al diario anarquista de Buenos Aires La Protesta, que se publicará en la primera plana del ejemplar del 12 de septiembre de 1909. El célebre periódico argentino se recibía en la redacción de Al Paso, y era conocido por Caridad, pero ¿por qué lo envió allí? Es muy probable que lo enviara al mismo tiempo a otros medios anarquistas con los que se identificara, y solo conocemos que se publicó en Buenos Aires. Seguro que no era consciente entonces lo que el «destino» le tenía reservado en dicha ciudad americana.

Este texto tampoco era de tipo feminista, sino que rebosaba un marcado carácter animalista -se podría decir hoy- y de defensa de los seres inferiores, relacionándolo con un toque de hipocresía anticlerical. Se titulaba:

SANTIFICAR LAS FIESTAS

Se ha levantado. Un puntapié al perro para despabilarlo, el reclamo a la jaula y la escopeta a hombro. A la calle, a matar el gusanillo y a misa de alba. Después, caminito del monte.

***

Al atravesar la carretera pone el pie encima de una oruga y la despachurra. Trepa por el ribazo, llega al camino que bordea las viñas y echa por el medio. Aplasta un terrón de tierra y tapa un nido de hormigas. Con el cañón de la escopeta separa una cepa que le estorba y arranca un sarmiento cargado de racimos. (...)

***

Llega al puesto. Hace el tollo y entra en él; coloca el reclamo fuera. Vienes las perdices y las mata.

***

Al anochecer vuelve al pueblo. Una mariposa con las alas plegadas como hojas de un libro cerrado, duerme aletargada, amodorrada sobre una flor que la mece… Coge la mariposa; con una púa tierna, arrancada de un pino nuevo, la traspasa el cuerpo y la clava en el morral. Corta la flor y se la pone en la oreja… (…).

***

Cuando está cerca de casa encuentra a su mujer y a la chiquillería que han salido a esperarle.

El perro lame las manos de los niños que le hacen aullar tirándole de las orejas. El mayor de los chicos apedrea una lagartija, acierta y la parte en dos...La niña menor coge la jaula y escupe al reclamo… (…). La mujer le cuenta que al volver de la misa se ha encontrado dos gorriones nuevos en la trampa, y que a la gallina pinta ha tenido que chapuzarla10 porque estaba clueca. ¡Qué ocurrencia querer ser madre!

A la noche todos duermen con la conciencia tranquila.

El domingo que viene el padre irá a pescar.


Por el eco de los muertos,

Caridad Alcón.


Tras la salida de la cárcel del equipo redactor de Al Paso, y quizás ante la condena de no poder dirigir el semanario durante un tiempo, será Juan Illescas quien conste como Director en su Segunda Época, que se subtitulaba ahora «Periódico anarquista-sindicalista». El n.º 1 aparecerá el 4 de noviembre de 1909, y allí comenzará Caridad Alcón una sección fija llamada «Exposición Miserable», donde escribirá relatos de denuncia social. En ese primer número publicaban firmas como las de Manuel Manzano Real, Manuel Santaella, José Sánchez Rosa o Ángeles Montesinos. Pero también publicará Antonio Moreno una columna sobre la revisión del proceso de Francisco Ferrer i Guardia titulado «Prestación». Caridad comenzará su serie con el relato titulado:

LA VEJEZ

En la vigilia productora impuesta forzosamente a mi decir11, he visitado todos los antros que la sociedad tiene y que pomposamente le aplica el ridículo mote de «caridad». Ninguno de ellos como el asilo, un vetusto caserón negruzco y horrible, caricaturizado por el tiempo en sus desconchaduras, fiel contraste de sus moradores.

Al entrar, creí hallarme en una mansión de sabios, octogenarios, chicos y encorvados los unos, apergaminados y rígidos los otros, y todos temblones cual si alguien les hubiese habla de miedo.(…)

Un viejo limpio, encorvado ya del peso del dolor y de los años, meditaba llorando su pena, una pena que en su decir le quitaría la vida.

Tal me atrajo que sentí curiosidad por sus cuitas, que sentándome a sus pies le rogué me contase su dolor.

- ¿Mi pena? ¡Son tantas! No sabría decirle por lo que sufro, porque por todo sufro.

- ¿Tan mal le tratan?

- ¿Mal? No conozco el mal porque no conozco el bien; todo en mí fueron dolores. Verá usted: «Hijo de obreros, cuando aún no sabía leer, murió mi padre y tuve que ir a aun taller, aprender un oficio y llevar a mi madre pan. Aprendí el oficio (forjador) y en una fábrica he trabajado sin cesar cincuenta y tres años. Murió mi madre y me casé. MI mujercita, obrera como yo, buscando el pan trabajando cual si fuera un hombre…

(…)

- Verdaderamente, es usted desgraciado, pero en cambio, está usted aquí recogido en pago de su honradez.

- ¡Recogido! Dices bien, niña; recogido de la calle, con hambre y frío y puesto aquí hasta que mi hora llegue. Si pudiera ser joven otra vez, yo le diría a los hombres:

«Escuchad, cesar en vuestra obra, no trabajéis a nadie, mataos antes de llegar a viejo, antes de ser inútil. La sociedad no recompensa vuestra labor y os desecha cuando nada podéis producir; arrancar las viejas preocupaciones de antaño y seguid mis consejos, que valdréis más».

- Pero ya es tarde, ya no puede ser, no me dejan, y por eso, aquí en este rincón y solo, lloro por ellos, por los jóvenes que no han llegado a mi estado y si no se redimen, llegarán, no lo dudo, llegarán».

El viejo tenía razón.

Caridad Alcón


En el siguiente ejemplar disponible, el n.º 3 de 18 de noviembre (pues el n.º 2 no está disponible), aparecerá por última vez Juan Illescas como director, aunque figure con el anagrama de su apellido: «Juan Lclessai». En este número, además de las columnas firmadas por José Arranz, Encarnación Gómez o Manuel Santaella, entre otros, Caridad Alcón publicará en su sección «Exposición Miserable» el relato «La viuda».

LA VIUDA

Sobre un jergón en el suelo yace Esteban, el mejor obrero de la Cartuja, y que durante dieciocho años laboró cacharros sin fin.

Habíase casado joven y todo cariño a la mujercita, habíale ésta dado en pago de su amor, cinco niños que parlaron, riendo y alegrando el vivir de los esposos.

El exceso de trabajo y la alimentación insuficiente hiciéronle a Esteban padecer crudamente. Hacía un año no pudo resistir más y guardó cama. El dueño de la fábrica, en razón a su «derecho», no le pasaba sueldo, y los compañeros recogíanle algunos cuartos el sábado, que, amorosos, llevaba uno de ellos a la casa del dolor.

Por algunos meses, los compañeros del enfermo lleváronle socorros con que atender a la enfermedad de él y alimentación de todos; pero «aquello» se hacía interminable; la enfermedad no presentaba carácter de salubridad y cada semana era más reducida la cantidad recaudada para el compañero enfermo.

Las necesidades y medicamentos reclamaron el auxilio de la usura; vendiéronse muebles y ropa; empeñáronse recuerdos de familia, y a los diez meses solo quedaba el jergón y una silla.

Los chicos, andrajosos, sucios, hambrientos, vagaron nómadamente, buscando en las basuras, pidiendo pan, y una tarde llegaron los niños a casa llorando porque al hermanito pequeño «lo mató un automóvil».

Esteban sobre el jergón, lloró agotando las energías que la tuberculosis le había dejado…

(…) El golpe había sido terrible.

(…) El fin no se hizo esperar.

Una tarde triste, lluviosa, precursora de un invierno crudo, Esteban, el obrero laborioso, besaba monótonamente a sus hijos; besábalos y quería llevárselos a la tierra amiga para evitarles el dolor de un porvenir triste, y cuando su mujer le reanimaba con frases consoladoras, él, en un esfuerzo agónico dejó de existir.

(...)

La entrada del cuartucho iluminose un instante y apareció una figura fatídica con sayas y un niño de rojo y blanco, con farol en la diestra y en la otra un cacharro.

La viuda de irguió rápida y retadora, preguntando al intruso:

- ¿Qué queréis?

- ¡Señora, respeto su dolor, pero no quiero que se pierda su alama…

- ¿Y qué os importa? Yo no he querido que pierda una vida y la he perdido; no necesito su ayuda, que si antes no fuisteis bueno para salvarlo, no haréis nada ahora que ya murió. ¡Marchaos a prisa…!

Caridad Alcón


El ejemplar n.º 4 del 3 de diciembre de 1909 solo vio la luz con dos páginas, y ya no consta nombre de Director alguno. A pesar de ser un número tan reducido, no faltará un artículo de Antonio Moreno y otro de Caridad Alcón de su sección «Exposición Miserable». En esta ocasión se titulaba «Legado materno».

LEGADO MATERNO

Galileo, bohemio perdido en la maleza de la vida, bajo un sauce, descansa de la última jornada. Su equipo es un solo libreto mugriento, que ostenta páginas garrapateadas, trazadas por manos débiles.

Parece ensimismado en la lectura del libro y a veces golpea el tronco del árbol, como si quisiera vengar algo que se agita en su alma. Un instante más, y la lectura le irrita y en su soledad, lee en voz alta:

«Sí, hijo mío, cuando tu padre fue detenido y muerto por esos canallas, me dejó enferma y contigo pequeño.

«Arrastrándome más bien que andar, salí agónica de fiebre tú en mis brazos, a implorar la caridad de los señores…

«Nadie se apiadó. La fiebre había impreso en mi rostro colores rojos que tomaron por belleza. Pedí pan y me ofrecieron que me vendiera, que pagara con mis carnes, en un goce anacrónico de muerta.

(…)

Aquel canalla a quien había entregado mi cuerpo estaba maldito, como malditos todos los canallas por los vicios asquerosos a que su degeneración los ha llevado:

«Se llamaba M.Z., marqués de X.

«Fui al hospital...».

- ¡Te vengaré, madre, te vengaré! -gritó Galileo incorporándose.

El guarda de la finca, tercerola al hombro, apareció de improviso. Figura tétrica de lacayo servilón...que ostentaba en la banda de cuero y sello metálico que su señor le regalara...las iniciales fatídicas de que hablara el libro: «M.Z. marqués de X».

(…)

...Un hercúleo empuje derribó al guarda, y ya en el suelo, apretando su garganta, colérico, decía:

- ¡Canalla, tú y tu dueño serán mis víctimas; he de cobrarme en ti y en él la muerte de mis padres!

Dueño de la tercerola, corrió Galileo al caserío. En la puerta, el marqués y sus hijas (asquerosas muñecas vestidas con lujosos trapos) descansaban fatigosos.

Galileo, próximo a ellos, se detuvo, apuntando a un viejo alto, seco, que horrorizado le miraba.

- El hijo de una de tus víctimas, va a matarte, ¡viejo asqueroso!

Hizo fuego; el marqués de X rodó por el suelo, bañándose en su sangre…

- ¡Os vengué, os vengué! El guardia por ti, padre, y este miserable por ti, madre querida, que tanto te insultó.

Caridad Alcón


En el N.º 5 correspondiente al 16 de diciembre volvían a escribir Manzano Real y José Arranz, colaboraba con una columna Salvador Cordón Abellán12 y el jerezano Mateo Moscoso, y con otra columna Antonio Moreno. También aparecía un artículo de la anarquista de Écija Ángeles Montesinos, en forma de «Carta abierta a la compañera Caridad Alcón». Ángeles comenzaba dándole un «fraternal abrazo», merecido por la «incansable propaganda» de Caridad Alcón. Aquejada de una grave enfermedad se apenaba de no poder ayudar a Caridad en la «campaña» que había emprendido «en nuestro valiente campeón AL PASO». Y remarcaba que la lucha que quería acometer «en unión tuya y de todas aquellas que así lo hacen» sería «una enérgica lucha dirigida directamente A LA MUJER que para desdicha del bienestar humano es la más atrasada en todo lo que respecta a ideas de emancipación y Progreso. A ellas, pues, hay necesidad de hacerlas comprender su indiferencia. Decirles con frases claras, comprensibles y lógicas -como a través del ejemplo-, que son el blanco donde dan todos los tiros de los azotes criminales, moral y material, del ser con pantalones». Ella se consideraba, como a Caridad, una de «las amantes de la Emancipación de la Mujer» y se despedía poniéndose a su disposición, deseándola «salud, mucha salud», y «pronta revolución social por la Anarquía».

Por lo que estamos viendo, Caridad no se estaba destacando en sus relatos por ser, precisamente, una «amante de la emancipación femenina», pero hay nueve ejemplares de la Primera Época del semanario que no podemos consultar, y quizás allí publicó algunos artículos de tipo más «feminista». De lo contrario, no tiene explicación lo que le escribía Ángeles Montesinos.

Ambas mujeres vivían en esos meses en Sevilla y seguro que tuvieron que intimar de alguna forma, a pesar de los diez años de diferencia que las separaban.

Caridad Alcón seguía con sus relatos de «Exposición Miserable», y esta vez lo titulaba «El accidente».


EL ACCIDENTE


Los estudiantes están de enhorabuena. Esta mañana hay festín instructivo. Poca cosa…

Un obrero que engrasando un motor harinero, lo ha magullado el volante.

El caso es frecuente.

Las fábricas han de trabajar continuamente. El día es poco para la ganancia patronal; es preciso también trabajar de noche, para que el burgués obtenga pingües ventajas.

Dos brigadas a doce horas; los obreros «no son» de la sangre de los burgueses; es necesario que trabajen mucho si quieren mantener su vida.

Las jornadas, de seis de la tarde a seis de la mañana, y de seis de la mañana a seis de la tarde, perfecta combinación...

Los obreros de la brigada nocturna no «tienen derecho» a que les ocurra nada que hacer durante el día. Solo dormir, para a la noche desquitar el jornal.

Pedro, el fogonero de la brigada entrante, tuvo que mudarse a la carrera aquella tarde.

Un desahucio le había puesto los muebles en mitad del arroyo. Debía tres meses al casero, porque la mujer había parido y tuvo que emplear su jornal de diez reales en la enferma.

No pudo pagar el cuarto y le echaron. ¿Quién le mandaba a él tener hijos, sancionar el amor?

No pudo dormir en todo el día y fue al trabajo, cansado, dormido casi.

...No debía dormir...no dormiría…

(…)

Y se durmió…

De pronto, el engranaje chirriaba, pedía grasa, los cojinetes se recalentarían, habría paralización, una pérdida considerable para el dueño, y el maquinista, el maestro, el encargado, despertaron a empellones al fogonero.

Soñoliento, tomó el fogonero la arcusilla13 y al dirigirse al motor, el volante, gigantesco, terrible, tomó al dormido y lo volteó al instante.

Pedro cayó sobre el engranaje de la bomba alimentadora y los dientes metálicos, ávidos de grasa, tomó el brazo del obrero y lo trituró.

Algunos obreros corrieron a la máquina y en esfuerzo supremo arrancaron al hombre de la fiera de acero…

Los jefes, impávidos, censuraban al obrero...

El golpe del volante habíale roto las piernas, que colgaban muertas del cuerpo ensangrentado.

El brazo, hecho pasta, seguía en el engranaje, los dedos al exterior, encorvados, cual si quisieran detener la marcha horrible, siniestra, de la máquina vengadora.

Pedro, en una escalera, fue conducido al hospital para la amputación de sus miembros; y entretanto, el motor harinero seguía su marcha rápida, tranquila, satisfecha, cual la conciencia de su dueño, que dormía mientras los otros producían para él.

Caridad Alcón


El siguiente ejemplar, el n.º 6 de la Segunda Época, modificaba el subtitulo y se convertía en «Periódico anarquista». Es el correspondiente al 24 de diciembre y vuelve a salir con solo dos hojas, pero en ellas habrá espacio para que Caridad Alcón responda a su manera a la Carta Abierta de Ángeles Montesinos. El artículo de su «Exposición Miserable» se titulará «Banquete ocular» y se lo dedicaba «Para Ángeles Montesinos».

BANQUETE OCULAR

Va llegando la pascua: los ventrudos escaparates de ultramarinos, de fondas, de reposterías, ostentan a granel ricos e incitantes comestibles y bebidas.

Es un insulto al apetito de los sin pan; una mofa brutal de los satisfechos contra los débiles; una carcajada de ironía del capital al obrero.

Solo un cristal separa tan magnos manjares de la mano del transeúnte; cristal frívolo, burlón, que ocupa el lugar de fuerte muralla.

El comerciante tiene la seguridad que con aquella corteza «invisible», transparente, está bien resguardada su mercancía.

(…)

¡La propiedad es sagrada; la ley responde a todos! ¡Es «infalible»...!

- ¡Ahaaaa!

- ¡Ahaaaa!

- ¡Ahaaaa!

Tres golfos, desarrapados, descalzos, bostezan ante uno de esos colosos, repletos de vitualla.

Me han impresionado aquellos tres «personajes», tonando a trío un himno al hambre; tres bostezos aunados, precursores «in menti» de otros tantos «banquetes».

- Mira, tú, ¿ves aquél jamón?

- Anda, ya lo creo, ¡y que estará poco bueno!

- Y sobre todo con ese vinillo de la botella negra (dice el tercero).

- Oye, oye, ¡qué huevos más gordos! Pa tortilla…

- Sí, pero con cachos de aquel salchichón.

- Y pa postre toas esas tortas.

- ¡Qué bruto eres! Pues no quiere comerse este esas tortas…

- Y aquellos dulces que tiene la yema por encima; tú que sabes.

- Si aquello no es yema, hijo; aquello es sidra, si los sabré yo, ¡que lo he visto más veces…!

(…)

Alejáronse los tres rapazuelos, comentando las gustaciones de una vez que uno de ellos había comido dulce, producto de un botín intencionado.

Y quedaba, allí atrás, las vituallas, la rica e incitadora muestra de lo que todos no había de gustar, GUSTÁNDOLES A TODOS aquellas exquisiteces.

El mundo anda mal…

Los hartos todo les sobra…

Los hambrientos nada disfrutan; ni comen siquiera, cuando por ley natural son los autorizados para satisfacer su hambre, puesto que ellos lo hacen todo.

¿Por qué no rompieron aquellos tres golfos el vidrio e hicieron real el banquete? ¿Sería miedo, respeto? ¿A qué?

Las madres tienen la culpa; les enseñan a respetar la propiedad y los dejan morir de deseos y hambres.

¡Qué madres más malas!

¿Verdad, querida Ángeles, que tú no harías esto? Sé que no, como yo.


CARIDAD ALCÓN


El último ejemplar del año, el N.º 7 del 31 de diciembre, comenzaba con la amplia crónica del mitin que el grupo editor de Al Paso organizó para pedir la libertad de los presos por causa sociales. En él intervino de forma destacada Antonio Moreno, que leyó un extenso discurso sobre el motivo del mitin. Intervinieron numerosos oradores, y es más que probable que Caridad Alcón, como miembro seguramente del equipo editorial, estuviera presente. No intervino en el acto; quizás se le daba mejor escribir que hablar en público ante un auditorio de centenares de obreros y con los anarquistas sevillanos más destacados del momento escuchándola. Porque escribir, sí que escribía. Además de la columna de José Arranz, corresponsal y distribuidor de Al Paso en Jerez, como personaje más conocido y asiduo, Caridad volverá a escribir en su sección «Exposición Miserable» el texto «El tuberculoso». Pero antes de esto, Salvador Cordón Abellán, ya mencionado en esta historia, junto a su hermana Anita14 van a publicar una «Postal» titulada «Amor y fe» y que dedicaban «Para Ángeles Montesinos y Caridad Alcón», las dos mujeres que escribían en Al Paso. Era muy breve y decía así:

¡Qué triste es tener ideas más o menos elevadas y nobles, y no poderlas exteriorizar con la debida claridad!

Ideas son, al fin y al cabo, que pugnan por vivir, y salen de la mente sin ornato ni forma literaria.

Un jardín. Muchas flores. Muchos pájaros. Una fuente que murmura: Poesía.

Un hogar. Mucha prole. Mucho dolor. Una voz agonizante que pide pan: Mundología.

Un lugar. Muchos hombres. Muchas voces. Uno que tiembla con terror y miedo: Sociología.

…………………..

Una mesa. Papel. Pluma. Tintero. Una niña que escribe porque siente, y un hombre que le dicta porque piensa: …..

… Amor y Fe.


EL TUBERCULOSO

Un montón de huesos; va enfardado en un traje raído, holgado, sucio.

La ilusión es completa. El traje parece tener vida, la vida que le va faltando a la horma, y que no puede llenarse ni a los impulsos de tos chillona, escándalos, que a cada momento lo detiene.

Su tos es áspera, forzosa; una tos cruel que lo inmoviliza, que lo deja inerme y que hace arrancar esputos sanguinolentos; unos esputos rojos, veteados con el poco de sangre que le va quedando.

El traje parece andar.

Acompasadamente, sostenido en la pared camino el tuberculoso, que se cimbra dentro de su indumentaria, buena para un obeso; para él, quizás, cuando tuvo salud.

(…) En un banco de piedra, toma asiento...Este hombre enfermo me interesa, y, junto a él, me acomodo.

Una mirada débil confronta con la mía, investigadora.

Ha helado mi sangre joven. He creído ver odio en aquella mirada. Un odio a la vida que se marcha, y en su egoísmo quiere una vida nueva llena de juventud para acoplarla a la suya, falta de vigor…

Tose nueva vez el enfermo. Su tos, me impresiona, y le hablo:

- Amigo, ¿es un catarro… una pulmonía...?

- ¡Ghooo, ghooo! -la tos ameniza su hablar de dolor- ¡Catarro, no está mal catarro! Ghooo, Ghoooo!

Lo ha dicho de una manera casi brutal; envuelto en odio, a todo…

(…)

- Mucho debe haber sufrido, cuando tal pesimismo es el suyo.

- Trabajé al pie de un horno muchos años, y una noche me avisaron que mi madre se moría. Sudaba a efectos del calor y el dolor era tan cruel que no miraba si llovía y que solo llevaba puesta la camiseta…

- Y una mojadura…

- Y una hornada de pan que se achicharró con mi abandono; el patrono me despidió, me vi solo, enfermo, sin alimentos y fui, cuando ya no tenía remedio, al hospital a pesar de haberlo solicitado infinitas veces.

- Desgracia es la suya.

- Mayor desgracia sería, si no muriera y tuviera nueva vez que trabajar. Por unos céntimos se trabajan muchas horas, y este dinero que ganara habría de darlo por el pan que yo había hecho, por el calzado que aquel construyó, por la camisa que usted pueda hacer, y mientras, los amos, riendo de nuestra imbecilidad. ¡Ghooo, Ghooo!


CARIDAD ALCÓN


En el siguiente ejemplar del 7 de enero, el primero de 1910, Caridad Alcón va a colaborar con su artículo de la sección «Exposición Miserable», donde describe un pasaje de su niñez en Sanlúcar,


DE MI NIÑEZ

No es un cuento. Mal puedo hacerlo con esta mi juventud rebelde; en esta mi rebeldía llena de juventud que, cuando río, me sublevo, porque hay otros que lloran.

Muy niña, llena de prejuicios y aberraciones, creía las fábulas que mi padre, para amedrentarme o para acallar mis justificados deseos no satisfechos jamás, contábame con todo lujo de detalles, tal como a él se lo habían contado.

Y sucedió:

La pascua de reyes llegaba. Aquella noche, los chicos, con latas y escobas encendidas, recorrían las calles hacia el campo, en espera de los reyes que habían de traernos los juguetes deseados.

Recuerdo que le decía a mi padre:

- ¿Y me traerán la muñeca?

- Sí, y una cunita y un anafe.

- Oye, papá; si ven los reyes que no son zapatos los que pongo, sino alpargatas, ¿me los dejarán?

Esta ingenuidad mía hizo reír a mi padre; su risa era hueca, una risa brutal que me pavorizó [sic] y que por un momento temí su golpe.

Yo no conocía en mi infancia los buenos vestidos ni el calzado bonito. Trajecillos baratos, alpargatas teñidas o tal o cual par de botas usadas que le regalaban a mi padre, a fuerza de mucho pedirlas, cuando trabajaba en casa de algún burgués «espléndido».

Jamás pudimos salir de la miseria. Los años más alegres de mi vida, la infancia, la de los juegos, risas y satisfacciones, la pasé llorosa, trabajando y con escaseces.

Aquella noche buena pasada, mi padre me había traído un «nacimiento».

Los reyes magos traían sus presentes a un muñequín de barro que yo le decía el «mesías»; hoy que lo recuerdo, me da risa. El artífice autor de aquel juguete debió ser un zapatero con hambre; los muñecos eran horribles, feísimos, inaceptables.

La risa hueca que mi padre había emitido, hizo que me acostara miedosa; no sin antes dejar las alpargatas en un hueco que daba al tejado y que nosotros le dábamos el pomposo nombre de ventana. Los reyes habían de «pasar por allí¢, y no quería que les costara trabajo el dejarme el regalo.

(...)

Desperté temprano, muy temprano.

Sin vestirme, corrí a la ventana a recoger el botón que, seguramente, me habían dejado allí los magos, cabalgadores en obscuridad.

Alcancé las alpargatas y no había muñeca, ni anafe ni cunita. Un gato perezoso, había dejado allí, en mofa, un recuerdo apestoso.

Indignada, me fui al nacimiento y cogiendo a los reyes, los tiré con fuerza sobre el suelo.

Mi padre despertó a los golpes.

-¿Qué haces, niña?

- Matando a los reyes. Estos malditos no me han dejado nada y en cambio un gato ha puesto aquí su porquería. ¡Ya te lo decía yo: cuando vean las alpargatas no van a dejar nada!

- ¡Se les habrá olvidado, chiquilla!

Desde aquel día, todas las mañanas veo, al salir a la calle, que los reyes son muy dados a olvidarse de los pobres. Sobre todo de aquellos que gastan alpargatas.

¡Son tantos!

CARIDAD ALCÓN


En ese número 8 del semanario anarquista, también escribía, además de Manuel Manzano Real, entre muchos otros autores desconocidos, la anarquista Ángeles Montesinos, que dedicaba su texto «¡¡Ya pasó!!» «A la compañera Caridad Alcón». Se ve que se había creado entre ellas un hilo de compañerismo y de sororidad como únicas mujeres que escribían en la revista con cierta asiduidad.

Es curioso que en el resumen mensual del semanario, donde hacían ver que el déficit del mes de diciembre ascendía a la nada despreciable cifra de 158 pesetas, copiaban la cantidad de dinero que los suscriptores y paqueteros les debían, asegurando que sin ese dinero no podrían, no solo sacar el periódico, sino que tampoco podrían publicar folletos y hojas de propaganda que editaban como labor paralela para «extender la propaganda anárquica». La deuda total era de 471 pesetas, con lo que restando el déficit, aún tendrían un superávit de más de 300 pesetas, para gastarlo en propaganda que repartirían gratis al pueblo. La nota final del Grupo editor decía que «nuestro querido compañero de redacción y administrador del periódico, Antonio Moreno», de dicho superávit teórico había «prestado 281 pesetas», y le «agradecían que el periódico pudiera salir sin interrupción». La palabra «agradecían» la escribían con cursiva, y no se sabe si se referían a una crítica o qué podía significar.

En n.º 9 de Al Paso, correspondiente al 14 de enero de 1910 se abría, por vez primera, con un artículo del «padre del anarquismo español», Anselmo Lorenzo. En la sección «Exposición Miserable», que hasta ahora había sido exclusiva de Caridad, escribía un minero de Nerva el artículo «Un suicida», y entre paréntesis ponía («Con permiso de Caridad Alcón»). Pero aunque Caridad se quedó ese número sin su retrato al natural de las miserias de la sociedad burguesa, sí colaboró con una columna de opinión. Va a escribir por vez primera un texto político y parece hacerlo en nombre del grupo editor del semanario anarquista, pues siempre utilizaba el plural, y defendía una criticada y cuestionada posición oficial del semanario. Se llamaba «La revisión de un proceso monstruo», y versaba sobre el tema reivindicativo de las últimas semana: la revisión de la causa criminal seguida contra Francisco Ferrer i Guardia, y que le llevó a ser ejecutado en el Castillo de Montjuich el 13 de octubre del año anterior. Además, se podían leer artículos de los asiduos Manuel Manzano Real y José Arranz, y una carta desde el Penal de Ceuta del preso José Castellví García, que sufría encierro y destierro desde febrero de 1895 por un supuesto delito de secuestro, trampa urdida por el teniente de la guardia civil de Valderrobres (Teruel). Meses después se lanzará una persistente campaña a nivel estatal pidiendo su libertad.


LA REVISIÓN DE UN PROCESO MONSTRUO

Hemos anunciado la publicación de un extraordinario para pedir a los gobiernos sea revisado el proceso que condenó a muerte a Francisco Ferrer Guardia, en el que colaborarán Kropotkin, Vallina, Malato, Malatesta, Tarrida, Anselmo y otros, y al iniciar esta idea solo nos ha conducido el demostrar al mundo que, si en «efecto hubo razón» en matar a Ferrer, queremos que se nos demuestre claramente, pues nosotros no hemos creído, no creemos, es más, no creeremos jamás que hubo razón para quitar de nuestro lado a tan querido luchador de la ciencia y del saber.

Nos sugiere esta aclaración, algunas cartas tildándonos de «antianárquicos», a las que vamos a dar cumplidas manifestaciones. No podemos «creer» en que la revisión sea un hecho; no podemos «esperar» que los gobiernos cumplan con su deber; no podremos devolverle la vida al que ya no existe; todo esto lo «sabemos»; todo esto está «dentro de nuestro criterio», pero en cambio vemos una necesidad de pedir la revisión de este proceso, porque en «su revisión está» la línea de conducta que ha de segur el anarquismo, y en la revisión está también la reapertura de la Escuela Moderna y de la Editorial fundada por Ferrer.

(…)

Una vez más lo decimos. Al pedir la revisión de este proceso, lo pedimos como anarquistas y los anarquistas no se amoldaron jamás a «un no ha lugar», pues si así nos lo dicen los poderes, entonces nuestra labor será de hombres, será de fieras, ya que así lo quieren; que no estamos dispuestos a ceder ni un ápice nuestra libertad y nuestro criterio; somos intransigentes, incontentos; y o nos dan lo que es de justicia por las buenas o nos la tomaremos nosotros por las malas.

Somos anarquistas, somos anarquistas, somos anarquistas.

CARIDAD ALCÓN


Nada se sabe de lo que pasó después. Pero este fue el último ejemplar publicado de Al Paso, suspendiéndose la publicación para siempre. ¿Problemas económicos? ¿Desencuentros ideológicos o personales? El caso es que Al Paso va a desaparecer cuando otros periódicos reaparecían tras la represión, prohibiciones y suspensiones del mes de agosto de 1909. Por ejemplo, Tierra y Libertad va a reaparecer en su 4ª Época el 24 de febrero de 1910, tras tres números editados en el exilio de Niza, el último de ellos el 23 de octubre de 1909. Debido a este silencio de Tierra y Libertad y de Solidaridad Obrera, no conocemos los pormenores y avatares de la desaparición de Al Paso, si es que los hubo.

Con esto cerramos la época más prolífica de Caridad Alcón, época en la que se había convertido en la más importante y frecuente colaboradora del semanario anarquista de Sevilla, y donde todavía no sabemos si ya era pareja sentimental de Antonio Moreno Diosdado o no. Solo tenemos el importante detalle del papel tan importante y preponderante que adquirió Caridad en el periódico que Antonio fundó y administró durante tantos meses.

De Caridad no vamos a tener más noticias por ahora, pero en Tierra y Libertad del 27 de abril de 1910 aparecía esta noticia ofrecida desde Sevilla por Manuel Pérez y Pérez, que decía: «El día 14 del corriente, unos cuantos señores defensores de la Ley de Jurisdicción militar se presentaron en el domicilio o cuchitril del compañero A. Moreno, donde hicieron un escrupuloso y minucioso registro, creyendo encontrar folletos de propaganda antimilitarista». Seguía contando que como no los encontraron, lo llevaron detenido al Juzgado Militar donde le sometieron a un largo interrogatorio sobre el «Manual del soldado» que iban buscando. Este manual era obra de Georges Yvetot, anarquista histórico y fundador de la Liga Antimilitarista. La Guerra de Melilla había terminado el mes de noviembre anterior, pero la resistencia de las tribus rifeñas auguraba un nuevo conflicto, como así ocurriría un año después con el desembarco de Larache. La situación en España era pre-bélica y las manifestaciones antimilitaristas, principalmente anarquistas, eran duramente perseguidas.

Por lo que da a entender la nota de Pérez, Antonio Moreno vivía solo, no con Caridad, pero solo es una suposición.

El 29 de junio de 1910 va a ser la primera vez que aparezca el nombre de Caridad Alcón en el célebre semanario anarquista de Barcelona Tierra y Libertad. Manuel Pérez, como corresponsal, había enviado a la revista una cantidad de dinero para apoyar a dicho periódico y además donaciones para ayudar a los presos sociales. La relación de los donativos la encabezaban los primos Ángeles Montesinos y Manuel Pérez, y después venían una serie de personas, entre las que sobresalía la madre de Ángeles, Valle Pérez, y su hermano Juan Montesinos, pero también otros personas ya conocidas como Manzano Real, y Caridad Alcón, que donaba, como la mayoría de ellos, 0,25 pta.

Es probable que al suspenderse la publicación y no encontrar otra donde mandar sus escritos, Caridad probara fortuna con un semanario socialista. El motivo se desconoce, pero una sola vez hizo tal cosa.

El 8 de mayo de 1910 se iniciaba en el semanario Vida Socialista (Madrid) la sección «Páginas Feministas» y lo hacía con un artículo de Amparo Martí, seudónimo de una socialista catalana llamada Micaela Chalmeta Martí (1858-1951). En el siguiente ejemplar volverá a escribir Amparo Martí, pero después serán hombres los que escribirán sobre feminismo, cosa muy frecuente en aquellos tiempos.

La siguiente pluma femenina en aparecer será la de Caridad Alcón. No solo fue una excepción en su vida, sino que por primera vez, que se sepa, escribiría sobre feminismo y como «amante de la emancipación de la mujer», como le catalogó Ángeles Montesinos.

Fue el 10 de julio de 1910 cuando publicó «Iniciando» en Vida Socialista. Es curioso, cuando menos, que por este único artículo algunos autores la encuadren dentro del feminismo socialista junto a otras como Amparó Martí, María Cambrils o Virginia González15. Solo hacía pocas semanas que había escrito tres veces «¡Somos anarquistas!», pero muchos no se enteraron...

Como cosa curiosa, en el semanario sindicalista Solidaridad Obrera (Barcelona) aparecía siempre en aquellos meses la publicidad de Vida Socialista, con los contenidos y autores de los distintos artículos y de la fotografía de portada, pues no era considerado afín por completo al PSOE. También se sabe que Antonio Moreno leía Vida Socialista ( y criticará algunos de sus contenidos), por lo que es probable que también lo hiciera Caridad.

INICIANDO

El «futurismo», esa palabra que dio tanto que hablar a los «escandalizados» de que la mujer había de ser el factor regenerador de la Humanidad del mañana, me inspira e impulsa a escribir estas líneas, dedicadas a la mujer en general y al hombre en particular.

A nosotras, en efecto, nos está encomendado muy directamente el desarrollo extensivo de la educación social de la generación que llega, máxime si nosotras hemos de ejercer influencia en el nuevo derrotero moral de esta generación; pues está tan íntimamente ligado con el porvenir nuestra gestión, que solo en un casi destructivo, «acabaticio» -si se me permite- del planeta, dejaríamos de cumplir con este deber fatal que la ley evolutiva de los tiempos nos confió, como sostén imprescindible y vencedor.

Para ellos hemos de contar con nuestros propios esfuerzos -el problema de la población deja ver un «superávit» en nuestro sexo sobre el sexo amigo-, y ya que los hombres parece que aceptan nuestra cooperación en la lucha, y hasta nos confían la más delicada misión, bueno es que tengamos el valor decisivo y nos aprestemos a la batalla si queremos que el «futurismo» sea un hecho real, pues sobramos número para ello, si la mujer se lo propone; es más, si arrostra el peligro de la lucha.

No hay que amilanarse ni ser esquiva ante la fatal revolución femenina que esta labor traerá en sí, pues si miramos la Historia, vemos surgir la mujer valiente y decidida ante los hechos hecatómbicos, cuyas heroínas podrían contarse por centenares a pesar de que jamás contó con la anuencia del hombre, sino que por sentimiento innato en ellas, lanzáronse a la lucha con todo el valor del sexo ultrajado.

En auge el feminismo, no hemos de confiar en que se nos crea una «fuerza útil»; es necesario que todas cuantas pensamos, hablamos o escribimos algo en beneficio de la Humanidad vejada, nos decidamos a patentizar esta creencia, para lo cual expondré lo que creo de urgente planteamiento.

Nuestra labor no está en los Parlamentos ni en los Municipios, pues esto nos ocuparía un tiempo que necesitamos para obtener mayores ventajas entre el pueblo falto de orientación y «miedoso» por la influencia del hombre. Busquemos este desarrollo del feminismo en Asociaciones, con exclusión del hombre como director, llevando en nuestras almas gérmenes de la canción popular:

«Si somos chiquititos

mañana creceremos»16.

Estas Asociaciones tendrán la misión de la enseñanza científica y racional de nuestro sexo, en condiciones análogas a las establecidas hoy para el sexo contrario, venciendo de este modo el analfabetismo de la mujer, causa primordial de su apatía y alejamiento de la cuestión social y que las hace sectarias de religiones absurdas, rémora de todo bien común.

No para ahí nuestra labor, sino que dispuestas estas organizaciones para los fines de la total emancipación femenina, complementarían esa labor periódicos regionales en los que colaborarían cuantas compañeras tuviesen necesidad, para encauzar por nuevos derroteros la salvación del futurismo feminista.

Ahora bien; todo esto, unido a excursiones de propaganda femenina por capitales, pueblos y aldeas, se obtendrían óptimos beneficios que en su día dieran los frutos que debemos esperar, pues si confiamos la regeneración humana a los hombres, jamás saldremos de las mismas inquinas y aberraciones que tanto y tanto perjuicio nos están causando con el «aprovechamiento» del catequismo religioso, en la casi totalidad de nuestro sexo.


Sevilla.                                                                                                         Caridad Alcón


El 24 de julio de 1910 se realizó un mitin en la Casa Lonja de Sevilla en solidaridad con los presos y exiliados por los sucesos de julio del año anterior conocidos como la «Semana Trágica», a raíz el cual fueron llamados a declarar los componentes de la mesa y todos los oradores del mismo, entre los que estaban Manuel Pérez y Pérez, y tres de ellos quedaron detenidos: Manzano Real, Carlos Núñez y Juan Olivas. Salieron el libertad el 12 de agosto, y en el tiempo que estuvieron en la cárcel de Sevilla se les socorrió mediante una suscripción. En Solidaridad Obrera del 19 de agosto, en la crónica enviada por Manuel Pérez, aparecía el extenso listado de los donantes, que encabezaban Antonio Moreno y Caridad Alcón. Además del propio Manuel, aparecía con 5 ptas, el «Grupo librepensador Giordano Bruno». En Sevilla también existía el «grupo librepensador Ferrer i Guardia». En la reestructuración del Sindicato Obrero de Oficios Varios de Sevilla del 15 de octubre de 1910, ni Antonio Moreno ni Caridad Alcón estaban en la Junta Directiva. Ángeles Montesinos era la Bibliotecaria. Dicho Sindicato se adhirió al Congreso de Solidaridad Obrera de Barcelona en ese mes de octubre de 1910. Se ve que ambos no eran sindicalistas, pero sí anarquistas. Tampoco trabajarían en gremios susceptibles de sindicarse; seguimos sin saber profesiones de ambos.

El 7 de septiembre de 1910, Antonio Moreno comenzará a escribir sus «Crónicas Andaluzas» en Tierra y Libertad, algo que para Sevilla lo estaba haciendo hasta ese momento Manuel Pérez y Pérez. Lo volverá a hacer el 21 del mismo mes, y el 19 del mes siguiente.

Entre el 23 de noviembre y el 11 de enero de 1911, Antonio Moreno va a escribir tres duras críticas contra los políticos socialistas en general, y y en particular contra el socialista sevillano y obrero corcho-taponero Fernando Ramírez León, y contra el antiguo anarquista y ahora republicano radical sevillano Martínez Barrios.

De la vida y obra de Caridad Alcón nada conoceremos en estos meses.

Sin embargo, algo va a cambiar, y afectaría, sin duda, a Caridad. En el semanario sindicalista de Barcelona, Solidaridad Obrera, del 13 de enero de 1911 aparecía un comunicado del Sindicato Obrero de Oficios Varios de Sevilla, firmado por el presidente Manuel Pérez Fernández y el Secretario Carlos Núñez, donde se informaba del acuerdo tomado en la pasada reunión general de «declarar un boicot a la prensa obrera y anarquista si siguen publicando crónicas andaluzas de Antonio Moreno, o trabajos suyos de alguna índole». El motivo, explicaban, era que Sánchez Rosa le debía 5 pesetas al Sindicato, y se los entregó a Moreno para que se lo dieran, pero Moreno se «las apropió». Manuel Pérez y Pérez, «conocido suyo», le pidió explicaciones y Moreno le contestó «con frases malsonantes».

Además, en el comunicado se recordaba que, cuando se publicó Al Paso, Antonio Moreno recibió también varias cantidades «y se las tragó todas», y esa denuncia no lo hacían por «odios personales» pues en esos dos años transcurridos no habían escrito nada en la prensa «por no ensuciarla con la baba de luchas intestinas». Para probar lo que decían, mandaban dos cartas, una de la localidad de Vilasar de Dalt (Barcelona), donde denunciaban que le habían dado a Moreno de Al Paso 4,50 pesetas, para que éste lo enviara a su vez a dos publicaciones anarquistas, una de Gijón y otra de Madrid, y se las había quedado. Y la otra era de Algeciras, fechada en abril de 1910 donde se insinuaba que Moreno se había quedado con las 9 ptas. de la libranza del último número de Al Paso. Además, informaban de otro caso en Morón de la Frontera (Sevilla) donde Moreno se había apropiado de otras 9 ptas., cosa que éste negaba, a pesar de que tenían la letra cobrada con la firma de Antonio Moreno y el sello del pago.

El comunicado terminaba con estas palabras:


Este tipo se propone hacer toda la guerra posible al Sindicato hasta su trituración. ¡Desgraciado!


Las acusaciones eran muy graves. Ese comunicado no salió publicado en Tierra y Libertad, donde había escrito Antonio Moreno en los últimos meses, pero sí le aplicaron el boicot porque su firma dejó de aparecer durante un largo tiempo.

Casi coincidiendo con el boicot a Antonio Moreno Diosdado, Caridad va a publicar su primer artículo en Tierra y Libertad. ¿Casualidad? Fue el 1 de febrero de 1911, y se titulaba también, como el de Vida Socialista, «Iniciando». Lo fechaba en Sevilla, y comenzaba con una cita del catedrático Eusebio Díaz González en la publicación jurídica sevillana Revista de Tribunales: «¿Cómo se conseguirá que la mujer obrera se organice sindicalmente? Pues propulsando su educación social». Caridad decía que había leído en su totalidad el artículo de Díaz -¿cómo era posible que fuera lectora de una revista tan especializada?- y su carga feminista era incuestionable.


INICIANDO

¿Cómo se conseguirá que la mujer obrera se organice sindicalmente? Pues propulsando su educación social.

De Revista de Tribunales-Eusebio Díaz.

He leído el trabajo íntegro del cual son estas líneas que preceden a mi modesto trabajo, y al leerlo he sentido como unas ganas de gritar a todas las mujeres mis sentires, mis ansias de emancipación, que a buen seguro me hubieran recluido en un manicomio, de llevar estos mis deseos a la práctica, pues aquí en este país y mucho más en esta parte de Andalucía, donde la hembra no es considerada como tal, ni por autoridades, ni por patronos, y ni aún por los mismos compañeros, padres, hermanos e hijos, se deja sentir la necesidad de que constantemente haya alguien que nos ilustre y nos invite a organizarnos para defendernos de esa total tiranía de que somos objeto.

El articulista se refiere a que si todos los trabajos de la mujer están mal retribuidos, el ejecutado a domicilio colma las injusticias, y para ellos propone lo siguiente:

Que proceda primera en la escuela los altos deberes sociales; que las niñas ricas sepan bien su obligación para con las obreras pobres en punto a la salud y consideración a su persona y a la justicia del salario, y que oigan los pobres que deben ser leales para con el superior y fraternales para con sus compañeros; habrán desaparecido entonces egoísmos y suspicacias femeniles y se habrá conseguido por una parte la dulzura de las clases directoras, y por otra que abierta la vía de confianza mutua, se agremien las obreras con la fe en la solidaridad, que las conducirá al triunfo de sus aspiraciones legítimas de mejoramiento.

Para decir todo esto emplea este señor (que seguramente no tiene nada de sabio) algunas miles de palabras que a buen seguro no hubiese dicho si quisiera conocer las miles de causas que impiden a la humanidad, y al feminismo en particular, el progreso en la vida económica de la mujer, y que todas estas causas son originarias de la propiedad.

Admitiendo como verdad inconclusa que el feminismo necesita de instrucción para llegar a su emancipación, no es menos verdad también que el Estado de una parte, la Religión de otra, y de otra la Propiedad, ejercen sobre el hombre y la mujer una tiranía de esclavitud, más acentuada en la mujer pobre (económicamente entendido) que hace que ésta se someta cada vez más al capitalismo patronal, para poder con sus escasos recursos sostener a una familia creada por amor y que inconscientemente va matando, sin que para nada sienta la necesidad de un cambio rápido y transformador que destierre para siempre este mal, que parece tender a un mayor desarrollo en perjuicio exclusivamente de los desheredados.

Todo lo que no sea una total revolución económica que destruya privilegios de castas, no son soluciones reales, pues ni la mujer burguesa puede considerar la salud de la desheredada, ni aun se presta a ceder mejoras económicas, toda vez que existe un antagonismo entre ambas clases, debido a la instrucción errónea recibida por una sociedad egoísta, perjudicándose recíprocamente unas y otras; las primeras por considerarse superiores a las segundas, ya que así se lo hicieron creer falsos apóstoles de una religión ya en agonía, y las segundas contra las primeras por el temor y la ignorancia en que se agita, sin que nada parece que sea factible para extirpar estos errores.

Como constantemente se está pregonando por los moralistas burgueses (y el articulista que nos ocupa lo patentiza) la sumisión y lealtad para con los mandatarios, resulta que la mujer que a cambio de un trozo de pan le exigen bajezas, fidelidades y acatamientos, no puede (ya se ha dicho que costumbre son leyes), aunque otra cosa quisiera, menos que enseñar a los suyos sumisiones y respetos perjudiciales, y esto en mayor proporción cuanto más trabaja la mujer y menos el marido y el hijo, pues hay que reconocer que quien ejerce hoy más autoridad en el hogar es aquel o aquella que aporta al cotidiano vivir mayor número de monedas, y como resulta que la mujer que se dedica a la labor dentro o fuera de su hogar es la «autoridad» en la familia, ha de admitirse por los hijos y los compañeros de éstas, aquellas erróneas interpretaciones de la moral que en la casa patronal recibieran, sin que para nada se admita la discusión de estos errores, por no molestar a quien aporta el diario pan.

Ahora bien: yo entiendo que tanto la mujer como el hombre están obligados a purificar, mejorar y ampliar los medios de vida disponibles y para ello no «veo» otra solución que, por quien se encuentre capacitado para ello, se comience una labor de moralización femenil libertaria, pues ya que el hombre se reúne, se sindica y encauza a los obreros por los nuevos senderos del sindicalismo, bueno es que no sean egoístas los hombres y olviden a sus compañeras, sino que las instruyan en la defensa de sus intereses, que son mutuos, las sindique y solidarice y le diga constantemente que la sumisión, la fidelidad, el respeto y tantos otros errores perjudiciales para el disfrute de la vida, no son más que egoístas consecuencias de una sociedad que está sostenida por la fuerzas del Estado, la Religión y el Capitalismo y que por lo tanto solo son beneficiosas a estos tres factores sinónimos de hambre, miseria e ignorancia.

Sevilla                                                                                                         CARIDAD ALCÓN


A este artículo en Tierra y Libertad le siguió otro el 22 de marzo del mismo año, titulado «Por nuestra clase», también en defensa de las mujeres obreras y de clase trabajadora, y rechazando que fueran débiles.


POR NUESTRA CLASE

En más de una ocasión he oído decir que cuando en una huelga las mujeres han ido a la lucha, se las ha respetado por la debilidad de su sexo; de aquí que hasta los periódicos más o menos radicales, comentando un movimiento de acción directa digan «que las turbas de mujeres y chiquillos, etc., etc.».

No puede ni debe la mujer conformarse con estos epítetos de inferioridad a nuestro sexo, pues estando nosotras constituidas físicamente igual que el hombre, no llego a comprender el por qué de ese respeto de la fuerza armada hacia nosotras, ni que se nos considere como a la chiquillería inconsciente e imprevisora que sin mentalidad y sin odios por su infantibilidad, no hace en las huelgas revolucionarias más que impedimentar la labor de los luchadores.

Entre este número hemos de encontrarnos nosotras; pues la mujer, dado este orden de cosas, en el que al igual que el hombre (aunque más mal retribuidas y consideradas) lucha económicamente en fábricas y talleres, y por lo tanto con tanta parte de derecho en las huelgas revolucionarias, hemos de tomar una parte activísima en las luchas que se originen, pues no solo hemos de defender nuestros derechos hollados por la burguesía y las autoridades, sino que con nuestro concurso varonil en la pelea hemos de ayudar a vencer con los nuestros, pues estando íntimamente ligadas sus vidas con las nuestras, y siendo la lucha diaria también de ambos, hemos de considerarnos para la batalla contra el capital tan fuertes como ellos, esto es, luchadoras útiles y no «cosas» respetadas.

Tal vez esto parecerá exagerado, pero hemos de mirar antes que si el hombre es ametrallado en las calles en los momentos revolucionarios, y estos hombres se multiplican y avanzan anhelando alcanzar la victoria, sin importarles un ardite sus vidas, en este mismo caso nos debemos encontrar nosotras, pues el hombre en esos momento no quiere ni más ni menos a los suyos que la mujer, pues por encima de los intereses creados por el afecto está la causa a defender y esta causa si beneficia o perjudica al hombre, sucede que por adversidades de la vida, a la mujer más íntimamente le toca, o los beneficios del triunfo o los perjuicios de la derrota.

No hemos de aceptar el respeto tal como se nos confiere, pues este respeto a nosotras equivale a inferioridad, a debilidad, a inconsciencia, y en nosotras, sí, habrá un buen número de incapacitadas para ejercer, no ya la soberanía de la raza, pues ésta no hay que admitirla ni aun en el mismo hombre; pero sí la fuerza razonadora que afrontando los peligros de la lucha obtenga el triunfo, ayudada por la cooperación recíproca del macho amigo, ya que para ambos ha de ser la derrota o el triunfo.

Solo en un caso habremos de admitir ese respeto. Cuando en un momento de lucha, la mujer vaya a engrosar las filas de los combatientes: cuando mayor sea el número de luchadoras, y por tanto la fuerza armada haga un acto de atención a nosotras por considerarnos «débiles»; entonces nosotras, aprovechando esta preocupación de nuestros enemigos, arremetamos furiosamente sobre ellos y venguemos las muertes de los nuestros y así les haremos ver a cuantos nos consideren inferiores, que no es débil la mujer, que esta debilidad que ellos creyeron no existió más que en su fantasía, por no querernos conceder el mismo valor real que al varón, y que sufran el desengaño del que se hicieron acreedores, pudiendo contar las generaciones que llegan con una raza de mujeres heroicas, fuertes y luchadoras, y desaparezca para siempre esta debilidad de la que nos han hecho víctimas los errores de los hombres y la apatía de la mujer en las luchas sociales.

Sevilla.                                                                                                             CARIDAD ALCÓN


El día 1 de ese mes de marzo de 1911 aparecía en Tierra y Libertad un comunicado de la Redacción titulado «Solidaridad Urgente»:

Hállase en el lecho del dolor por enfermedad peligrosa en la garganta hace ya algún tiempo la compañera e incansable propagandista de nuestros ideales redentores, Ángeles Montesinos Pérez, y como cada día son precisos gastos mayores, varios compañeros de Sevilla piden la solidaridad a todos los buenos camaradas...

Durante más de dos meses la campaña de solidaridad con Ángeles fue impresionante. Caridad Alcón no consta que participara en la suscripción para ayudar a la antigua compañera de redacción de Al Paso con motivo de su penosa enfermedad y de la urgente intervención quirúrgica que precisaba. Aunque bien es cierto que de Sevilla no se publicaron donativos de ninguna persona, quizás porque se recogían en el Centro Obrero u otros locales y se entregaban en propia mano, y no a través de Tierra y Libertad.

Sin embargo, Caridad sí escribió el artículo «¡Deteneos!» pidiendo la urgente solidaridad con Encarnación Gómez17, «la virgen roja» sevillana, como ella la llamaba. Fue en Tierra y Libertad del 17 de mayo de 1911.

¡DETENEOS!

Enemiga de fanatismos, de egoístas exhibiciones y ajena a toda autoridad, me dirijo a todos los que dícense fraternales anarquistas para que con hechos y no con palabrería aviejada, demostremos nuestro amor a los que tras luengas luchas contra el mal, sucumben hoy por la anemia y la apatía antifraternal de los anarquistas.

Voy a hablaros de la virgen roja, no de aquella de la Commune18, sino de esa otra sevillana, vieja y vencida hoy por los sufrimientos, fuerte y valerosa ayer cuando Montjuich19, Jerez20 y Alcalá del Valle21.

Encarnación Gómez, ¿quién no la conoce?

Ella, la que compartió la prisión con Francisco Vela, Sola, Eduardo Ojeda, José Galindo, Lola Garnier y otros, por el atentado gubernamental de aquel alcalde, de aquel asesino alcalareño22.

Ella, la que en mítines y veladas se alzó poderosa y viril, arrogante y fiera contra el estúpido régimen, y su verbo, vulgar pero fogoso, llevó los ideales redentores al pecho del pueblo sufrido.

Ella, la que en los periódicos Tiempos Nuevos23, Justicia24, Al Paso, Tierra y Libertad, La Voz el Cantero y El Corsario25 (del que fue corresponsal activísima), colaboró, siendo gratamente saboreados por todos, aquellos artículos llenos de vida.

Ella, la vieja querida, la luchadora, la fuerte, que no escatimó su presencia, ni su palabra, ni sus escritos en cuantos momentos fueron precisos, hoy, acabada, inanimada, anémica, está olvidada por apatía, por negligencia de todos, sin que para nada nos acordemos ni los de dentro ni los fuera, que aún yace la vieja querida, que aún está entre nosotros la luchadora de antaño, y que si hoy no nos ayuda es porque su vida se acaba por falta de alimentos, por escasez de cuidados; que la miseria y el dolor se apoderó de su ser y que nosotros, los luchadores que aún tenemos fuerzas, debemos ayudarla con nuestro apoyo material, fortalecerla y traerla hasta nosotros y que en la lucha se vigorice y sus últimos años sean también para el ideal de su vida.

¡Anarquistas! ¡Almas nobles! Solidaridad para la «virgen roja» andaluza; fraternidad para la valerosa anciana, que allá en su mazmorra, llora abandonada su incapacidad para la lucha, su pérdida de salud para la nueva etapa reivindicadora.

Corramos todos con nuestro óbolo al lecho del dolor, y allí, donde solo encontraríamos una vida agónica, veremos surgir la mujer héroe, la hembra sana y fuerte cual siempre la vimos.

Y tú, vieja hermana mía, recibe este pequeño obsequio, y con ello mis brazos y mis besos, y confía, como yo lo hago, en los sentimientos de nuestros compañeros del mundo entero, te dignificaremos y te levantaremos del lecho del dolor en que te postras.

¡Solidaridad, compañeros! Solidaridad con la virgen roja andaluza.


Sevilla.                                                                             CARIDAD ALCÓN


Gracias a esta campaña comenzada por Caridad, los donativos comenzaron a llegar en el siguiente ejemplar, pero en el del 31 de mayo se va a publicar la primera relación extensa de personas que participaban en la Suscripción a favor de «la compañera Encarnación Gómez de Sevilla». Junto a un donante de Burgos y dos de Barcelona aparecía un grupo numeroso de Madrid, y entre estos estaban Caridad Alcón- 1 peseta, Julio Amor 0,25 pta. y Antonio Moreno 0,25 pta., además de Miguel Solano, que pronto volverá a salir en esta historia. Tomen nota de «Julio Amor», que ya escribió en Al Paso. Y por último, esta relación nos dice que Caridad y Antonio estaban en Madrid en esos días de mayo de 1911, sin conocerse el motivo.

Como siguiente contexto histórico importante, hay que recordar que el Primer Congreso de la CNT (Solidaridad Obrera) al que se adhirieron 21 sociedades obreras de Sevilla, celebrado en Barcelona los días 8, 9 y 10 de septiembre de 1911, terminó con el acuerdo, entre otras cuestiones como la domiciliación de los sindicatos en locales de entidades políticas, o la unificación con la UGT, de convocar una Huelga General Revolucionaria. Con motivo de la misma, se produjo una ola de represión que llevó a la CNT a la clandestinidad y a la suspensión de su prensa sindicalista Solidaridad Obrera hasta mayo de 1913.

En Sevilla la huelga general comenzó el lunes 18 de septiembre, huelga que había estado precedida en la ciudad por una huelga de la Sociedad obrera de doradores que se había enquistado y se había pedido solidaridad al resto de sociedades obreras.

En el transcurso de la huelga general, donde tuvieron lugar numerosos altercados en los barrios obreros de la capital, se produjeron decenas de detenciones cuyas identidades fueron ocultadas los primeros días debido a la investigación policial en curso.

Finalmente, en El Liberal (Sevilla) del jueves 21 de septiembre se publicó la relación nominal de una veintena de detenidos. Conocidos y mencionados en esta historia estaban el maestro racionalista José Sánchez Rosa, Miguel Solano Ruiz ( presidente de la Sociedad de doradores), y el zapatero Antonio Villegas García (uno de los colaboradores de Al Paso), que fue detenido junto a su mujer Enriqueta Fernández García. ¿Y quién más? Pues se citaba a Antonio Moreno Diosdado, «vendedor de postales».

La nota de prensa informaba que «a algunos de los detenidos anoche se les intervinieron libros y periódicos de ideas avanzadas, que en una caja fueron enviados al Juzgado» para que formara parte de la causa criminal.

Tras prestar declaración en el Juzgado, fueron conducidos a la cárcel los más destacados en la Huelga General, esto es, Moreno, Solano, Villegas y el albañil Joaquín Cortés Olivares. El resto quedaron en libertad.

Cuando el periódico relacionaba a los «sujetos» que ingresaron en la Cárcel de Sevilla, mencionaba ahora a Antonio Moreno como «vendedor ambulante». Por tanto, ya sabemos la profesión de Antonio en estas semanas tras dejar de publicar el semanario Al Paso, y por tanto no estaba sindicado, y por eso nunca fue mencionado como directivo de ninguna Sociedad Obrera de Sevilla.

Que detuvieran a Enriqueta y no a Caridad Alcón, solo puede indicar que Caridad no vivía con Antonio en esos momentos, pues de compartir el mismo piso lo más probable es que también la hubiesen detenido. Es una suposición. Como también lo es que Caridad trabajara ya en una fábrica, como lo sabremos dentro de pocos meses, y que participara en una acción comentada en la prensa con el título de «Las Mujeres en Acción». Contaban que el segundo día de huelga, en la fábrica de hilados «La María», situada en la Ronda de Capuchinos en la esquina con la Avenida de Miraflores, muchas mujeres se negaron a entrar a trabajar y se opusieron a que las demás obreras entrasen en la fábrica. Hubo altercados entre las huelguistas y las mujeres esquiroles y al final intervino la Guardia Civil para restaurar el orden. ¿Estuvo Caridad en esa acción?

Estas detenciones de obreros anarquistas sevillanos fueron muy comentadas en la prensa, incluida la de Madrid26.

No se sabe el tiempo que estuvo Antonio Moreno y sus compañeros en la prisión, pero no fueron muchos meses, pues el 14 de febrero de 1912 Antonio volvía a publicar en Tierra y Libertad, terminando por lo visto la situación de boicot a sus artículos. El paso por la cárcel habría servido, quizás, para la reconciliación o para aclarar los malentendidos económicos.

Ese día se podía leer su articulo «Abusos carcelarios», en forma de carta a Canalejas, entonces Ministro de Gracia y Justicia. Curiosamente, esta carta era de denuncia de la situación por la que estaba pasando el dirigente jornalero sevillano Manuel Pérez y Pérez, preso desde julio del año pasado, y con quien coincidió Antonio un tiempo en la cárcel. Pérez -contaba Antonio- se había negado a ir a misa y por ello fue sacado de la galería de los presos políticos y enviado a otra donde campaban a sus anchas peligrosos delincuentes; además, entre otros castigos por su «osadía» al negarse a asistir a actos religiosos que rechazaba por conciencia, se le había privado de leer prensa, salvo el «periódico carca de la localidad», El Correo de Andalucía. Esta denuncia pública de la situación del «compañero Pérez», daba a entender que la desconfianza con Manuel Pérez y con el Sindicato de Oficios Varios de Sevilla debió desaparecer, y su vuelta a las paginas del periódico anarquista también sería una prueba de ello.

En todo este período de tiempo, nada sabemos de Caridad Alcón, pues dejó de publicar en el semanario anarquista. Tampoco sabemos nada de la situación por la que pasó la pareja en esos primeros meses de 1912. El caso es que Miguel Solano Ruiz27, al salir de la prisión, abandonará Sevilla y embarcará en Cádiz con destino a la Argentina. Seguía la ruta de numerosos anarquistas que lo hicieron anteriormente -como el jerezano José Torralvo Bermejo- debido a las diferentes olas represivas de los distintos gobiernos de la restauración borbónica.

La marcha de Solano a Buenos Aires tendrá sus consecuencias, pues es más que probable que Miguel Solano escribiera a su amigo Antonio desde Buenos Aires y le animara a dejar Sevilla y a huir del peligro de nuevas detenciones. También le hablaría de las buenas condiciones de trabajo y de las grandes posibilidades que se le abrirían en el nuevo continente.

Y Antonio le hizo caso. La familia argentina de Caridad y Antonio ha guardado una carta que nos arrojará luz sobre interesantes aspectos de las siguientes semanas.

Antonio Moreno Diosdado le escribió una carta a Caridad al llegar a Buenos Aires el 25 de junio de 1912. Zarpó de Cádiz a principios de dicho mes, y estuvo varios días en la ciudad preparando el viaje, porque comentaba que allí había recibido carta de Caridad, y desde allí él también le había escrito; así que en casa de algún compañero debió vivir dos o tres semanas antes de partir rumbo a la Argentina. En Montevideo el barco hizo una escala y él no bajó a tierra por no tener dinero; se había embarcado con lo puesto, y a duras penas. Como él mismo contaba, no había sido un viaje de placer, sino de pura necesidad, «porque las exigencias de la sociedad estúpida lo exige».

Antonio comenzaba la extensa carta con un «Querida compañera», y en el interior se dirigirá siempre a ella como «Cari». En cuanto desembarcó en Buenos Aires buscó a Miguel Solano, pero al ser domingo no pudo encontrarle en aquella ciudad tan grande, por lo que durmió en el «Hotel de Inmigrantes» y ya el lunes dio con él en el taller donde trabajaba y se quedó en la casa que compartía Miguel con otro compañero llamado Solís. Allí tenía pensado vivir hasta que Caridad pudiera reunirse con él, ahorrando todo lo posible con su trabajo de herrero para ayudar a que comprara el pasaje a Buenos Aires.

En la carta le pedía que le contara si había podido vender lo que quedó en la casa que compartieron en la calle Enladrillada de Sevilla, y si con ese dinero había podido sacar «algo de ropa» de la que tenían en la casa de empeño (de «peñaranda», decía Antonio, como era normal mencionarla en aquel tiempo). Le preguntaba por personas que le debían algunas pesetas y si se lo habían dado a ella; que no descuidara el pedirlo pues ella se encontraría en una delicada situación económica hasta que él no pudiera enviarle «plata» («como se dice acá»).

Caridad tenía dos mantones. Uno de seda que le recomendaba que lo vendiera, y otro que podía usarlo mientras no se marchara, pero que en ese momento también debía venderlo.

A continuación le escribía: «me dirás si sigues en la fábrica y si estás comiendo bastante». Por eso decía antes que quizás llevaba unos meses o más tiempo trabajando, y las fábricas textiles, además de las cigarreras sevillanas, eran las que más mano de obra femenina contrataba en la ciudad.

Antonio le hacía una pregunta enigmática: «¿Y el Maura, pareció?». Desde la represión por la Semana Trágica y el fusilamiento de Ferrer y Guardia, el entonces Presidente del Consejo de ministro, Antonio Maura se había convertido en el ser más odiado por anarquistas y republicano-radicales. De hecho, En julio de 1910 había sufrido Maura el segundo intento fallido de atentado cuando estaba en Barcelona. ¿Quiso decir «pereció»?

Antonio le preguntaba a Caridad por los comentarios que los compañeros pudieran haber hecho al saber de su viaje a la Argentina, y por último, Antonio descubría que Miguel Solano había emigrado él solo a la Argentina, dejando en Sevilla a su mujer Pepa, y a su hijo Germinal, y que el plan era que Caridad y la familia de Miguel Solano viajaran juntas en cuanto reunieran el dinero suficiente para los pasajes.

La familia ha conservado la Cédula Personal de Caridad Alcón correspondiente a 1912 cuando Antonio ya estaba en Buenos Aires. Esta Cédula fue valiosa para el investigador, pues puso de manifiesto que era natural de Sanlúcar y que su segundo apellido era Moreno. Está fechada el 16 de octubre de 1912, y, según la misma, Caridad estaba soltera, su profesión era «su casa» -por lo que ya sí había dejado la fábrica-, y vivía en la calle Enladrillada n.º 19. (Como detalle que puede servir de contexto, hay que saber que en el n.º 22 de la misma calle estaba situada la sede del Centro de Sociedades Obreras, y un poco más adelante la Escuela racionalista de José Sánchez Rosa y su familia).

Poco días después, va a producirse el atentado contra el presidente del Consejo de ministros, José Canalejas, que murió tiroteado el 12 de noviembre de 1912 en la Puerta del Sol de Madrid a manos del anarquista Manuel Pardiñas. Este hecho también produjo una enorme ola represiva del movimiento anarquista, y es probable que fuera el detonante de la huida de España de muchos anarquistas, como podría ser el caso de Caridad Alcón, aunque en esos días Caridad ya tendría comprado el pasaje para la Argentina y el equipaje listo para marchar a Cádiz, desde donde zarparía.

También en el siguiente hecho de su vida la familia descendiente de Caridad ha sido de gran ayuda, pues conserva el Billete a nombre de Caridad Alcón Moreno de un pasaje en el Vapor «Buenos Aires» de la Cª Trasatlántica que salió del puerto de Cádiz el 13 de diciembre de 1912 con destino a Buenos Aires y con escala en Montevideo. Según el documento, tras 19 días de travesía, tenía prevista la llegada a Buenos Aires el 1 de enero de 1913. No hay constancia de ello, pero es casi seguro que viajara con Pepa, la mujer de Miguel Solano, y su hijo Germinal, pues en algún momento lo hicieron porque hay constancia de la estancia argentina de dicha familia, y lo que estaba pensado de antemano es que la larga travesía la hiciera ambas mujeres juntas.

Como puede verse en el Billete, Caridad decía estar casada (cuando dos meses antes en la Cédula personal decía que estaba soltera) y viajaba con una valija consistente en dos cajas que pesaban 90 kilos, que seguramente, además de ropa de los dos sacada de la casa de empeño, lo más pesado serían periódicos y libros.

Así que desde el 1º de enero de 1913 Caridad y Antonio van a rehacer juntos sus vidas en Buenos Aires, y allí reanudarán su labor militante anarquista. 

 

 

NOTAS DE LA PRIMERA PARTE:

 

1Según Partida de Bautismo del Archivo Histórico Diocesano de Jerez.

2Otro hermano llamado José nació en 1891, pero falleció a una corta edad, y por eso repitieron en 1905. ¡Un varón debía llevar el nombre del padre!

3Según consta en el Certificado del Comandante del Primer Regimiento Montado de Artillería facilitado por Alicia Áurea Pascual (Buenos Aires).

4El Guadalete (Jerez) del 6 de septiembre de 1901.

5Lamentablemente, en el Archivo Histórico Municipal de Sevilla no se encuentra los libros del Padrón Municipal de 1909 y 1910 correspondientes a la calle Varflora. En el Padrón del año 1911 sí se encuentra la calle Varflora, pero ya Antonio no vive allí.

6Algunos números sueltos se encuentran disponibles en el Instituto Internacional de Historia Social (IISG) de Ámsterdam: el n.º 3 de la Primera Época, y los números de la Segunda Época: n.º 1-nº 9.

7Es el número 3. Los ejemplares disponibles están en el archivo del IISG (Instituto Internacional de Historia Social) de Ámsterdam.

8En el ejemplar n.º 4 de la Segunda Época, una nota del semanario aseguraba que en la primera Época sacaron a la luz 10 semanarios. Falta mucha información y muchos artículos, por tanto, de Caridad Alcón.

9Esta fecha de las detenciones se narran en el n.º 9 de la Segunda Época.

10RAE: Ahogarla.

11Parece referirse a que también ha estado unas semanas sin poder publicar en periódicos debido a la suspensión de los mismos, y por eso tuvo que mandar un escrito a La Protesta de Buenos Aires.

12Salvador Cordón Abellán (Cabra, Córdoba-1887), carpintero en su juventud, y después escritor, periodista y maestro racionalista, se exilió en la Argentina en 1907 por negarse a hacer el servicio militar. Antes de regresar a España en 1913 por haber sido deportado, Salvador se había unido sentimentalmente con la joven escritora argentina Isabel Hortensia Pereyra Dágedo.

13Palabra en desuso. Se refiere al recipiente que se utilizaba para engrasar las máquinas. Los más antiguos recordarán las arcusillas de las máquinas de coser.

14Ana Cordón Abellán era la más pequeña de sus hermanas, 11 años menor que él (nacida en El Saucejo-Sevilla), y se desprende que marchó al exilio argentino con su hermano.

15Por ejemplo, en «La insurrección literaria: la novela revolucionaria de quiosco (1905-1939)», de Gonzalo Santonja (SIAL Ediciones, 2000), o en la descripción de la Biblioteca Nacional de la revista Vida Socialista dicen: «Contaba también con una sección fija dedicada al feminismo, en la que escribían Amparo Martí, Caridad Alcón y M. Ciges Aparicio» (y Caridad solo escribió una sola vez).

16Esta canción ya lo cantaba un coro de niños en la zarzuela «El Marsellés (parodia de la Marsellesa)» de Salvador María Granés (1876): «Si somos chiquititos/mañana creceremos/ y defenderemos/ la santa libertad/ ¡Chito, silencio!/ que pasa la ronda/¡Chito, silencio!/ que vuelve a pasar/Que mueran los de Arganda/ y ¡viva mi papá!».

17Encarnación Gómez Martínez (Sevilla, 1853). En agosto de 1903, cuando fue detenida en Sevilla por su condena de la represión de los campesinos anarquistas de Alcalá del Valle (Cádiz), tenía 50 años y estaba casada. Según El Lábaro (Salamanca), de 11 de agosto de 1903, fue detenida el día 7 por ser oradora de un mitin celebrado el domingo anterior donde se declaró una huelga general a favor de los presos de Alcalá. Anteriormente, el 3 de enero de 1903 también participó en otro mitin en Sevilla para pedir la libertad de los presos por la causa de la «Mano Negra» de Jerez (también participaron Ojeda, Vela, Charlofé y otros)- El Guadalete del 3 de enero de 1903.

18Luisa Michel, anarquista y una de las principales figuras de la Comuna de París, llamada la «Virgen Roja»,

19Se refiere a los procesos que siguieron en Barcelona tras el atentado en la calle del Canvis Nous al paso de la Procesión del Corpus, y que desató una represión descomunal contra anarquistas y radicales, en general. Fue en junio de 1896.

20Se refiere a los sucesos acaecidos en enero de 1892 en Jerez de la Frontera cuando cientos de campesinos entraron en la ciudad al grito de «¡Viva la anarquía!». La represión fue desproporcionada, y además de decenas de detenidos hubo cuatro condenas de muerte, conocidos como «Los mártires de Jerez».

21Se refiere a la revuelta campesina que tuvo lugar en ese pueblo de Cádiz el 1 de agosto de 1903, cuyo resultado final fue el centenar de detenidos llevados a la cárcel de Ronda, con denuncias de torturas y malos tratos, y un joven anarquista muerto (apodado «El Pelúo») por disparos de la guardia civil.

22Se refiere al alcalde de Alcalá, perteneciente a la familia de caciques del pueblo de apellido Gavilán («Los Gavilanes») que mandó pedir refuerzos a la vecina Olvera y el regimiento de la Guardia Civil que llegó aquella tarde fue la que ocasionó la brutal represión sobre el movimiento anarquista del pueblo.

23Gijón, 1905/1906-Semanario socialista-anarquista.

24Sevilla-1902/1903. No se conocen ejemplares disponibles.

25Se publicó un periódico con ese nombre en Valencia (1902-1903) y otro en La Coruña (Desde 1890 en su primera etapa, pero la Tercera Época comenzó como periódico anarquista en 1903, por lo que, según las fechas de edición, puede referirse a cualquiera de los dos. De El Corsario de La Coruña (1903-1908) no se conocen ejemplares.

26Ver La Correspondencia de España (Madrid) del 22 de septiembre de 1911.

27Este «Miguel Solano» no hay que confundirlo con otro «Miguel Solano», Miguel Solano Núñez, albañil de Jerez de la Frontera, y anarquista comprometido hasta el final de su vida. Ambos fueron coetáneos, y participaron en mítines, en huelgas, estuvieron en prisión, etc. Al mencionarlos solo con el primer apellido es fácil que en algunos artículos o estudios se hayan podido confundir uno y otro.

 

 

SEGUNDA PARTE: ARGENTINA


A tenor de la prensa que se puede consultar, la primera que va a publicar en el nuevo continente será Caridad. Llevaba solo cuatro meses en Buenos Aires, y en el semanario anarquista La Protesta del 1º de Mayo de 1913 verá publicado su artículo «Mi Óbolo».

MI ÓBOLO

A la mujer

Siempre oigo decir que la mujer es tan libre como el hombre, pero ni aproximadamente es así.

La mujer debe ser compañera del hombre, no su esclava. Ha de mirar éste, al fundar un hogar, de encauzar a su compañera, pero no con sermones inútiles son con el ejemplo, poniendo en sus manos el libro, el periódico, el folleto, acompañándola a veladas y conferencias, haciendo de ella una mujer capacitada y consciente que puede enseñar a sus hijos desde la cuna a ser fuertes y valerosos para la conquista de la libertad.

Si por el contrario, el compañero se emborracha y olvida su casa, no llevando a ella lo necesario; si olvida a su compañera por el café o las diversiones, resultará que se perpetuará el mal y en lugar de la que humanidad progrese, progresando la mujer, se hará crónico el mal, la mentira y el error.

Si en el hogar de un despreocupado de él, de su compañera y de sus hijos, se compra un regalo al nene, la madre temerosa, que cree que todo acto exclusivo de ella es una falta al marido, al dar la golosina al niño le dice: «toma, pero no digas nada a papá, si no te pego». Si la mujer sale a la calle, se repite la cantinela: «no digas nada a papá». Y en la casa sienta sus reales la mentira; los nenes van creciendo en ese ambiente ilógico, odiando al padre a fuerza de oír los temores de la madre y llegando el día que los hijos ganan un peso, son tiranos de la casa como consecuencia del arraigo en ellos de la mentira.

En cambio, si esta madre cría a sus hijos en el amor de la libertad y el bien que de su compañero aprende, su alegría será inmensa al llegar el momento en que esos niños, hombres libres, formen en la gran falange libertaria dueña del mundo.

Si las mujeres desecharan tantas preocupaciones como tienen y no pensaran sino en hacer bien a sus hijos, no inculcando en sus tiernas cabecitas los fantasmas de la religión del «padre», etc., se haría una humanidad libre donde reinara el amor y la alegría.

Compañeras, mujeres todas: a la lucha, pues, que con nuestro esfuerzo veremos amanecer el día de la libertad, el sol de la anarquía.

Compañeras: luchemos por la emancipación de nosotras mismas.

Caridad Alcón

Buenos Aires, 10 de abril de 1913


Este artículo formaba parte de dos textos que la redacción del periódico agrupaba bajo el título «El Óbolo de las mujeres», animando a que los compañeros leyeran sus contenidos, y comenzando la sección así: «La mujer es la constructora de las generaciones. Es nuestra asociada más importante en la obra de regeneración que perseguimos...La compañero del proletario será la fuerza del proletario...». El otro artículo era de Amalia Bermeo, y se titulaba «De la propaganda», sin contenido alguno sobre la emancipación de la mujer.

En el ejemplar de Tierra y Libertad del 11 de junio de 1913, aparecía este aviso:

Los compañeros Bautista Mayo, Antonio Verdú y José Arranz enviarán por medio de esta sección, sus direcciones a Antonio Moreno, de Buenos Aires.

Y dos semanas después se pudo leer este otro:

Los compañeros Antonio Moreno, Caridad Alarcón y José Torralvo, en Buenos Aires, que desean saber la dirección de su hermano J.A., escriban a Manuel Riaño… Barcelona.


En Caridad Alarcón había una errata común, pues querían decir «Alcón». Con José Torralvo se refieren al anarquista jerezano José Torralvo Bermejo, ya mencionado, que exiliado tras la represión de 1909 estuvo trabajando en las obras del Canal de Panamá y después se domicilió en Buenos Aires y finalmente en Rosario. Por último, ¿quién era «J.A.», y de quién era hermano? Por las iniciales solo pueden referirse a José Arranz, anarquista que vivía en Barcelona tras su exilio en París, y que bien pudieran referirse a él como «hermano»; Moreno, Torralvo y Arranz era los tres naturales de Jerez de la Frontera.


ANTONIO MORENO SE CONVIERTE DEFINITIVAMENTE EN «JULIO AMOR»


País nuevo, vida nueva y nombre nuevo, debió pensar Antonio Moreno Diosdado al poco tiempo de instalarse con Caridad en Buenos Aires. El seudónimo de «Julio Amor» ya lo utilizó una sola vez en Al Paso, y también lo hemos visto en una donación, pero entonces fue algo esporádico. En Buenos Aires, por el contrario, lo adoptó como si fuera su nuevo nombre, y ya nunca más usará el de Antonio Moreno.

Ese seudónimo nos lo ha confirmado su familia argentina, y además es el que usaba en un carné de redactor de la revista bonaerense Sancho Panza (1920) con una fotografía suya, por lo que no hay ninguna duda. Y pronto sabremos otra prueba más de la utilización de dicho seudónimo.

Además, no es casual que al mes de haber contactado con Tierra y Libertad solicitando esas direcciones, apareciera el 9 de julio de 1913 un artículo titulado «Crónicas Argentinas» y firmado por «Julio Amor» en Buenos Aires1. Antonio-Julio Amor llevaba un año viviendo en Argentina y se le ve perfectamente integrado en el mundo anarcosindicalista del país latinoamericano. Es indicativo que comenzara: «El resurgimiento anarquista en esta república es un hecho, como lo demuestra la serie de actos que se realizan a pesar de las dacronianas leyes coercitivas». Antonio reseñaba los actos a los que asistió Miguel Solano como dirigente de la Federación Obrera Local de Bahía Blanca (Buenos Aires), perteneciente a la anarcosindicalista F.O.R.A (Federación Obrera Regional Argentina), en compañía de otros compañeros, en viaje de propaganda por las localidades de Punta Alta, Maldonado e Ingeniero White. Fueron veladas con motivo del 1º de Mayo, donde combatieron la concepción «fiesta del trabajo político-socialista» y cantaban un «himno al trabajo libre y a los inmolados por la burguesía de Norte América en Chicago». La extensa crónica de actos celebrados en Buenos Aires terminaba con esta frase:

Los socialistas son siempre lo mismo en todas partes: Mauras enmascarados en democracia. Salud.

A partir de ese momento Julio Amor se va a convertir durante un tiempo en suscriptor y en uno de los paqueteros argentinos de Tierra y Libertad. En el ejemplar del 25 de febrero de 1914 lo citaban como «Julio Amor, de El Salto-Buenos Aires». Además, en los meses de julio y agosto de 1913 va a publicar una serie de artículos en La Protesta, convirtiéndose durante varios años en un colaborador más o menos esporádico del diario anarquista de Buenos Aires.

Volviendo con Caridad Alcón, el 24 de mayo de 1914 nuestra protagonista escribía un segundo artículo en La Protesta desde su estancia en Argentina. Se llamaba «Error apreciativo» y criticaba el artículo escrito tres días antes por uno de los redactores más importantes y asiduos del periódico hasta ese momento, F. Giribaldi2, titulado «El neo-malthusianismo». La osadía era tremenda.


ERROR APRECIATIVO

He leído en «La Protesta» número 2242 un artículo sobre neomalthusianismo firmado por el compañero F. Giribaldi, y supongo que el articulista no tiene un conocimiento amplio sobre la materia, pues de lo contrario no hubiera llegado a a esa conclusión.

Antes de refutarle ss conceptos, el compañero Giribaldi me permitirá esta pregunta: ¿tiene usted muchos hijos?3.

Los distintos medios puestos en práctica por los neomalthusianistas nos prueba que no solo son útiles y benéficos a los trabajadores, sino un incitivo [sic] a la higienización de la mujer proletaria, pues, como es sabido, el noventa por ciento carece de costumbres higiénicas y debido a eso contraen enfermedades uretrales por la acumulación de gérmenes extraños en la vagina.

Por el método aconsejado para evitar la procreación, obliga a la mujer a la higienización uretral estableciendo la metodización del aseo, descuidado por negligencia, falta de comodidad y otros factores que intervienen en el hogar obrero.

Si de la higiene física nos trasladamos a la higiene moral, vemos que el neo-malthusianismo es el único medio por el cual el proletariado puede llegar a su completa libertad.

Hemos de ser verídicos -materialistas, si me permite el compañero- y reconocer que la acumulación de hijos en el hogar proletario es -la mayoría de las veces- causa de degeneración paterna, toda vez que a mayor número de estómagos que mantener, mayor cantidad de energías se emplean, y en consecuencia, el temor a ser despedidos del trabajo, donde sacrificándose a beneficio del burgués, gana lo indispensable para llevar el pan a sus hijos, obliga al padre que ha procreado inconscientemente, a doblegarse ante las imposiciones del patrón y de las autoridades.

Todos los anarquistas son más revolucionarios cuando jóvenes y mientras permanecen solteros, pero a medida que avanzan en edad, se unen y tiene varios hijos, van perdiendo las energías y haciéndose más conservadores. Lo que prueba que es perjudicial para la independencia del luchador cargarse de hijos desordenadamente. Muchas cosas que antes rechazaba con altivez, ante las obligaciones que le impone la prole, tiene que aceptarlas por temor de aparecer como mal padre ante los ojos de los vecinos.

Procreación consciente no quiere decir privación de goces, sino tener los hijos que la capacidad moral y material permitan criarlos y educarlos con relativa libertad. Pues, así como en el orden social los anarquistas luchamos contra el régimen que nos tiraniza, en el orden moral y físico, individualmente, debemos evitar que el hogar, por el exceso de hijos, sea nuestro primer tirano.

El mayor porcentaje carneril no lo dan los que no tienen hijos, como asegura Giribaldi, sino por el contrario, los que anteponen el «amor de padre» a los deberes solidarios; los que en un movimiento de huelga flaquean primero, son aquellos que piensan en las privaciones de los pequeñuelos que son irresponsables de esas consecuencias. En cambio, el que no está dominado por esta preocupación, luchará sin doblegarse jamás.

Es cierto que hay muchos que tienen familia numerosa y son consecuentes con las ideas y se mantienen firmes en la lucha, pero contribuyen a que los hijos vivan en el más completo abandono y esos pequeños mártires son los primeros anatematizadores de la obra anárquica de sus progenitores.

No, no pueden de ninguna manera hacerse responsables los hombres conscientes de tamaña anormalidad.

Deben practicar y propagar a los inconscientes el neomalthusianismo como un factor revolucionario; y cuando se haya transformado la sociedad, cuando los hijos no sean un obstáculo para la revolución ni un factor de «miedos» para la lucha, entonces todos podremos tener hijos por puro placer de ser padres.

Y disculpe el compañero Giribaldi, que sea una mujer la que se atreva a refutar una teoría que usted ha tratado «a priori», demostrando una equivocada interpretación sobre el asunto.

Caridad Alcón

Caridad defendía las duchas vaginales -método anticonceptivo hoy día desechado y contraindicado- como método también higiénico, y se mostraba a favor del neomalthusianismo de tipo anarquista como el que preconizaba la Liga de la Regeneración Humana. Si Malthus había establecido una teoría de la superpoblación eminentemente reaccionaria, el anarquismo en su vertiente feminista e incluso ecologista, abogó por un neo-malthusianismo que impulsaba la procreación consciente y la contraconcepción. Esta corriente, tras su origen en Francia, se extendió por Cataluña, donde en 1904 se concretaba en la revista Salud y Fuerza4, que se extendió por los círculos anarquistas de todo el estado español.

En París, en el año 1900, se hicieron varias reuniones clandestinas para organizar el Primer Congreso Neomalthusiano Internacional. Una de esas reuniones se celebró en la casa de Ferrer i Guardia, a la que asistieron los precursores Paul Robín y el doctor Charles Drysdale, además de Emma Goldman. Allí se acordó la creación de una Federación Universal de la Liga de Regeneración Humana, verdadera liga pro-maternidad libre y consciente a imagen de la organizada por Robín en Francia en 1896.

Según los ejemplares de Al Paso (Sevilla), la revista Salud y Fuerza se difundió en los años 1909 y 1910 en Sevilla, y Caridad Alcón, lectora ávida, seguro que tuvo conocimiento de esta corriente, relacionada con el feminismo y la emancipación de la mujer, que según hemos visto adoptó y defendió, y seguramente practicó. Caridad no tuvo hijos mientras fue pareja de Antonio Moreno en Sevilla, por lo que es evidente que debía utilizar métodos anticonceptivos.

Al día siguiente F. Giribaldi contestaba a Caridad Alcón, aunque sin mencionarla en ningún momento. En su artículo «Sobre malthusianismo» se reafirmaba en su posición de estar en contra de los métodos anticonceptivos, y volvía a mantener que el «neomalthusianismo no es una cuestión de ética, y que pretender acoplarlo al anarquismo como un factor revolucionario era simplemente un error de bulto. Los revolucionarios, escribía, debían multiplicarse y no autolimitarse, pues el «creced y multiplicaos» favorecía grandemente al ideal. «Los hijos de los anarquistas, educados en nuestro ambiente, serán los continuadores de nuestra obra. ¿Por qué entonces reducir el número de futuros combatientes?».

A los pocos días, el 11 de junio de 1914, Caridad Alcón volvía a escribir en La Protesta. Su artículo se titulaba «Asuntos gremiales» e iba dirigido a promover la movilización y organización de las mujeres.


ASUNTOS GREMIALES

A las mujeres

El que se nos considere del sexo débil no es motivo para que la mujer permanezca retirada de la lucha contra el malestar social, que por igual que a nuestros compañeros, nos alcanza a nosotras y más directamente a nuestros hijos; y como también nosotras tenemos derechos y deberes que cumplir para con la sociedad, es por lo que no se concibe que la mujer proletaria permanezca alejada del movimiento económico-social, máxime cuando con nuestra ayuda podría llegarse más rápidamente al día de la libertad y del amor.

Es por eso que nosotras no debemos vegetar más tiempo encerradas en nuestro míseros hogares malgastando las energías y al igual que nuestros compañeros hemos de fomentar la propaganda de nuestros ideales, constituyendo asociaciones femeninas donde la mujer puede capacitarse moral y materialmente, fraternizando todas para alcanzar nuestro puesto en la lucha, y no permitir que todo nos lo den hecho como si nosotras fuéramos incapaces de evolucionar y conquistar lo que por derecho nos corresponde.

No es obra de romanos esta de asociar a la mujer obrera y para ello, la que se sienta libre, aquella que en su pecho germine la idea de emancipación, debe recabar su libertad de acción acudiendo el domingo 14 del corriente a las 3 p.m. al local del Centro de Estudios Sociales de Belgrano, calle General Paz 2666, para dejar constituida la Sociedad femenina de Oficios Varios, la que iniciará la organización de todas las explotadas.

Y vosotros, compañeros, los que cada día lamentáis de la incapacidad mental de la mujer, invitad a este acto a vuestras madres, a vuestras hijas, a vuestras hermanas.

Compañeras: Nuestra es la obra y solo nosotras sabremos ponernos al nivel del hombre contribuyendo con nuestra acción al bienestar futuro.

La humanidad nueva, nuestros hijos, así lo exigen.

Que nadie falte, pues.

Caridad Alcón


Efectivamente. La Sociedad femenina obrera se constituyó y comenzó las labores de proselitismo y de inscripción. Por eso, y durante varios días, se pudo leer en La Protesta el siguiente comunicado:

Sociedad femenina de Oficios Varios. En reunión efectuada el domingo 14 del corriente, a la que concurrió un buen número de compañeras, se dio por constituida la Sociedad Femenina de Oficios Varios de Belgrano, cuya Comisión quedó formada por 7 compañeras.

Esta sociedad se propone organizar a las obreras de Villa Mazzini5, Belgrano y Villa Urquiza, para lo cual recomienda a los compañeros de esos barrios que hagan propaganda en ese sentido.

Las que quieran adherirse a esta sociedad pueden hacerlo todos los días de 8 a 9 p.m. en la calle General Paz, 2666.

Aunque no tenga constancia de ello, doy por hecho que Caridad Alcón formó parte de esa Comisión o Junta Directiva de la Sociedad.

Para corroborar ese papel relevante de organizadora, el día 28 de junio, La Protesta publicaba una breve nota con el título «Sociedad Femenina de Belgrano», donde anunciaba la reunión de las obreras cigarreras de Villa Urquiza en el local de General Paz 2666, a iniciativa de la Sociedad Femenina, y con motivo de la siguiente Convocatoria:


A las cigarrera de la Fábrica de toscanos «Avanti», Villa Urquiza (Buenos Aires)

Compañeras:

Nuestro estado de miserias, la explotación de que somos objeto y el excesivo trabajo mal retribuido (que hace se enriquezcan una minoría avara, mientras nosotras dejamos nuestra vida, nuestra juventud en sus manos), ha hecho que un buen número de obreras de esta fábrica hayan pensado que en que solo uniéndonos en una potente organización, haremos que se nos respete y se nos retribuya nuestra excesiva tarea diaria.

Nuestro gremio, que otros días fue poderoso y activo, que demostró tener conciencia y reivindicarse en parte de la indignidad en que han colocado a la mujer obrera, es necesario que vuelva de nuevo la brecha.

Nosotras, entendiendo que si continuamos en esta pasividad, continuará la explotación más cada día, los insultos serán mayores, sin que podamos siquiera levantar la vista del suelo, hemos acordado constituirnos en sociedad, por lo que os invitamos a la reunión que se celebrará hoy a las 2 y media p.m. en la calle General Paz 2666, donde harán uso de la palabra las compañeras Mercedes Gauna, Caridad Alcón y Virtudes Gómez.

Compañeras: ¡Que nadie falte!

Un grupo de Obreras

Mercedes Gauna de Maltagliati era una conocida y activa maestra racionalista, así como oradora en numerosos eventos; Virtudes Gómez, por su parte, era una oradora anarquista que, por ejemplo, el sábado 29 de mayo había intervenido en una «grandiosa conferencia ideológica» de los obreros del Puerto, junto a otros oradores como el sevillano Miguel Solano, emigrado a la Argentina y presidente de la Sindicato anarquistas de Carpinteros y afines, al que ya conocemos.

Este acto no fue reseñado ni comentado en la presa anarquista.

Pasaron dos semanas, y en La Protesta del 15 de julio de 1914 aparecía la nota «Sociedad Femenina de Belgrano», donde se informaba de una reunión celebrada el día 13 de la Sociedad Femenina de Oficios Varios y de la Federación Tabaquera de Buenos Aires, «para tratar de la organización de las cigarreras de Villa Urquiza». En esa reunión se acordó:


Que siendo de gran necesidad para la liberación humana el que la mujer proletaria esté organizada y consciente de sus deberes sociales, se impone la acción inmediata, por los cual se realizará una conferencia pública el domingo 26 a las 3 p.m. en la plaza de Villa Urquiza.


A dicha conferencia se invitaba no solo a las cigarreras, sino también a todas las obreras en general. También se acordó invitar al acto a delegados de la Federación Obrera de la Región Argentina (FORA) para que pudieran tomar la palabra, así como de la Federación Tabaquera. De nuevo se invitó a Virtudes Gómez e intervendrían otras compañeras del Centro Femenino de Belgrano.

En dicha nota, la Secretaria (que desconocemos su nombre) pedía que si alguna compañera con facilidad de palabra quiere tomar parte en esta Conferencia, desde ya puede darse por invitada, enviando su adhesión al Centro femenino de Belgrano o a «La Protesta».

Por motivos que se desconocen, La Protesta no apareció entre los días 21 y 27 de julio de ese año, por lo que tampoco tenemos noticias de dicho acto celebrado para organizar a las cigarreras dentro de la Sociedad femenina de Oficios Varios de Belgrano, y donde presumiblemente intervendría Caridad Alcón.

La actividad del colectivo fue incesante en estas primeras semanas, y ya había organizado una nueva conferencia para el domingo 2 de agosto, pero decidieron posponerla:


Sociedad Femenina de Belgrano

Para no restar fuerza al mitin internacional por los presos por cuestiones sociales organizado por el Comité Antillí y Barrera6 para el domingo día 2 de agosto, esta Sociedad ha acordado suspender la Conferencia que tenía anunciada para el mismo día en la Plaza de Villa Urquiza, lo que se comunica a la FORA, a la Sociedad de Tabaqueros, a las compañeras y demás invitados al efecto…

La Secretaria

Este acto fue organizado de forma conjunta por la Sociedad Femenina de Oficios varios de Belgrano y la Federación de Tabaqueros de Buenos Aires, y estaba dedicada a la mujer, y especialmente a las 200 cigarreras de la fábrica de Villa Urquiza con el fin de organizarse en un colectivo de mujeres, «perdiendo el miedo a la sindicación».

Efectivamente, en La Protesta del día 11 de agosto de 1914 se publicaba una pequeña crónica de la Conferencia organizada por el «Centro Femenino de Belgrano» el domingo por la tarde en el plaza de Urquiza, y que calificaron de «franco éxito», pues al menos 800 personas acudieron para escuchar «la voz de los compañeros». Éstos fueron «los compañeros Cappannari, Toranzo, la compañera Caridad Alcón y tres camaradas más cuyos nombres ignoramos». Cándido Toranzo era el delegado de la F.O.R.A. en la región de Buenos Aires, y habló contra la Gran Guerra que llevaba varias semanas desangrando a Europa. Además añadía que «la compañera Alcón peroró sobre la necesidad de que la mujer se una al hombre en sus luchas contra el capital».

Este colectivo impulsado por Caridad Alcón no tuvo la implantación que se esperaba. El domingo 13 de septiembre aún se convocaba a las obreras de Belgrano a una Asamblea en su nuevo local de la céntrica calle Amenábar 2059, «para tratar de la mejor forma de organizar a la mujer obrera». Se anunció durante varios días previos, pero después no hubo ninguna reseña de dicha Asamblea.

Diez días después de nuevo salía en La Protesta un comunicado de la Secretaria de «La Sociedad femenina de Belgrano»:


La situación desesperante por la que atraviesa el proletariado, y más aún sus compañeras e hijos, llama a la acción mancomunada de todas las voluntades fuertes, por lo que esta Sociedad invita a todas las compañeras para que uniendo las fuerzas podamos llevar a todos los hogares el grito de ¡Sésamo! que los dignifique.

Compañeras todas, el miércoles 23 a las 8 p.m. debéis concurrir todas a la reunión general que esta Sociedad celebrará en Amenábar 2059.

¡Compañeros! Haced que vuestras compañeras no falten a este acto.

Tampoco hubo reseña posterior.

Las convocatorias no debieron surtir efecto porque hasta el 13 de octubre de 1914 no había otra nota de la Secretaria del Colectivo, y lo escribía en estos términos:

A la mujer anarquista

Decíamos ayer…

¿Pero es posible que tengamos que recurrir al anatema y al insulto para que a las compañera se les agite la sangre y salgan de ese estado deprimente en que se encuentran?

¿O es que sus compañeros son tan «buenos» anarquistas que prohíben a sus «costillas», y a sus hijas, y a sus hermanas el que entren en acción?

Una vez más os llamamos, compañeras, para que concurráis a la reunión que esta Sociedad femenina realizará el miércoles 14 del corriente a las 8 p.m. en nuestro domicilio social, Amenábar 2059 (Belgrano).

La Secretaria


Esta dificultad a la hora de organizar a las obreras del populoso barrio de Belgrano (Buenos Aires) se corresponde con la situación que vivió el grupo femenino de la vecina provincia de Rosario llamado «Luz y Verdad». También habían convocado a través de la prensa anarquista reuniones para crear un grupo de mujeres, y en La Protesta del 2 de octubre de 1914 se podía leer la columna llamada «Feminismo». Allí se culpaba a los hombres de la escasa asistencia de mujeres ácratas a dichas reuniones preparatorias, «ya que muchos hombres prohibían a sus compañeras asistir a las reuniones», y añadían: «Ante este hecho comprobado -acción prohibitiva, anti-anárquica por excelencia- una simpática asistenta doméstica presentó una moción de censura -escandalosamente aplaudida- contra todos los pelagatos que oficiando de tiranuelos domésticos quieren impedir la emancipación de sus respectivas costillas». Terminaba la nota afirmando que las mujeres anarquistas de Rosario estaban decididas a crear un Centro Feminista y le pedían a «sus congéneres del sexo feo» la conveniencia de que «sean consecuentes con sus ideales de emancipación».

La opinión de muchos anarquistas podía verse reflejada en la de Blas Barri, redactor y colaborador asiduo, casi diario en esa época, del diario anarquista La Protesta (Buenos Aires), que en su columna «El comunismo de las mujeres» del 12 de diciembre de 1914, decía: «Personalmente tengo como demostrado que por lo general la mujer es inferior al hombre, física y mentalmente», ¡demostrado!, y menos mal que añadía: «pero entiendo también que esa regla tiene muchas excepciones».

Mientras Julio Amor seguía escribiendo en La Protesta en diciembre de 19147 y en enero de 1915, Caridad se enfrentaba a la desmoralización y desmovilización de las obreras, y el 20 de diciembre de 1914, una nota, ya no de «La Secretaria», sino de «La Comisión» de la Sociedad Femenina de Oficios Varios de Belgrano decía:

Esta Sociedad tiene por objeto elevar moral y materialmente las condiciones de vida de la mujer obrera, y por consiguiente todas las que trabajan y sufren el despotismo patronal deben acudir a su seno procurando familiarizarse con sus compañeras.

Invitamos a las obreras de este radio a la reunión que se efectuará hoy a las 3,30 p.m. en el local Amenábar 2059.

Y el 10 de enero del nuevo año, 1915, la convocatoria incidía en los mismo conceptos de necesidad de organizarse de la mujer obrera y de que los compañeros colaborasen con la obra emancipadora:


Sociedad Femenina de Oficios Varios de Belgrano

Se convoca a Asamblea para el domingo 10 del corriente a las 3,30 p.m. en nuestro local de Amenábar 2059.

Se hace indispensable para la mujer el organizarse a fin de poder luchar con eficacia en pro de su emancipación. Es necesario que los compañeros estimulen a sus compañeras, hermanas y amigas a fin de que concurran a este llamado.

La Comisión

En todo el mes de febrero de 1915 y hasta abril de ese mismo año, periodo en el que la F.O.R.A., tras su IX Congreso, se escinde definitivamente entre sindicalistas y los partidarios del comunismo anárquico (que forman la Federación del V Congreso), no se encuentran noticias de la Sociedad Femenina de Oficios Varios de Belgrano. ¿En que facción militarían? ¿Les afectaría aún más esta división entre los ayer compañeros y hoy enemigos ideológicos? Esta época tan convulsa no era propicia para «veleidades» feministas, dirían los «compañeros»...

A finales de febrero y principios de marzo de 1915, la célebre feminista librepensadora Belén Sárraga, que había emigrado a Montevideo en 1907, estuvo en Buenos Aires impartiendo una serie de conferencias en el Teatro Argentino. El diario anarquista La Protesta anunció y reseñó algunas de ellas. Especialmente la titulada «La mujer como entidad social», donde además de halagarla como brillante y fogosa oradora, le criticó que no hiciera mención a la mujer obrera y trabajadora con su doble explotación. ¿Fue Caridad Alcón a esa conferencia de la famosa paisana librepensadora y feminista? La octava y última fue el 11 de marzo sobre «El Divorcio». Tina H. Argeo es quien firmaba las reseñas de sus conferencias seguidas en la prensa anarquista.

Su pareja Antonio-Julio Amor seguía publicando en La Protesta, daba conferencias8, estrenó un monólogo9, y fundó una revista anarquista. No se han conservado ejemplares de la revista Iconoclasta, pero desde febrero hasta junio de 191510, al menos, aparecieron varios números, y no dudo de que Caridad Alcón, como en Al Paso (Sevilla), tuvo un espacio para sus escritos literarios o feministas.

***

No hay noticia alguna que lo haga sospechar, pero es muy probable que Miguel Solano Ruiz y su familia tuvieran una estrecha relación con Caridad y Antonio en su nueva residencia en la ciudad porteña de Buenos Aires. No solo Antonio vivió los primeros meses en casa de Miguel Solano, sino que habían planificado el viaje de sus respectivas compañeras juntas desde Sevilla. Por eso debió ser un momento muy difícil y doloroso cuando el 25 de agosto de 1915 Miguel Solano fue detenido en Buenos Aires «por el delito de tener ideas, de ser obrero, de no ser un animal» y al día siguiente se le notificaba la orden de deportación para él y su familia, su compañera y «tres muchachitos argentinos nacidos sobre esta tierra de tiranías, de explotaciones y de cinismos». La nota de La Protesta11 avisaba de que hasta que fuera embarcado, los compañeros que quisieran visitarlo podrían hacerlo en las dependencias policiales de «Orden Social». Ya sabemos que lo de los «tres muchachitos argentinos», que se publicó en otras notas de prensa esos días, se trata de un error, pues su primer hijo Germinal nació en Sevilla y emigró con su madre a la Argentina.

Las deportaciones de anarquistas, algunos de ellos, españoles, estaban a la orden del día en aquel verano de 1915, en aplicación de la Ley de Residencia (1902) y de la Ley-Baldón -nombre con el que se conocía a la Ley de Defensa Social (1910)-, ambas promulgadas para perseguir, sobre todo, al movimiento anarquista.

La mañana del día 2 de septiembre «el obrero anarquista» Miguel Solano Ruiz, su compañera Pepa y sus tres hijos embarcaban en el puerto de Buenos Aires en el vapor «Infanta Isabel» de la naviera gaditana Pinillos que los llevaría hasta Cádiz. En La Protesta del mismo día escribían: «¡Salud, pues, Miguel Solano! ...¡Salud, al recuerdo de Salvochea en Cádiz!».

¿Caridad fue al puerto a despedir a Miguel, a Pepa y a los niños? ¡No hacía ni tres años que habían llegado juntas desde Sevilla!

Sin embargo, esta cotidiana historia de deportación se convertirá en otra historia, ¡pero increiblemente rocambolesca!

Una semana después, Antonio-Julio Amor publicaba en La Protesta el artículo «Yo y Orden Social», con el subtítulo: «Con motivo de la deportación del compañero Miguel Solano». En dicho texto, Antonio Moreno denunciaba que con la detención de Solano la policía creía haberle detenido a él, y por eso comenzaba su escrito: «Los equívocos andan a la orden del día en la cucha12 de Sáenz Peña13. A esta hora andan todavía saboreando la gran captura realizada y la perspectiva de tranquilidad que lleva anexa la deportación del supuesto firmante, como si fuera lo más fácil aprehenderme y facturarme con rumbo al Ecuador». E insistía en que «el celo» desplegado por la policía había «confundido aserrín con el pan rallado y hasta el mismo jefe de policía creyó tenerme en las manos, porque a Solano le encontraron no sé cuántas cosas terribles, todas ellas acusadoras de que él era yo».

Antonio afirmaba que los investigadores del Orden Social habían demostrado su ineptitud «para olfatear sus ansiadas presas, esfumándoseles cuando la creían segura. ¡Valiente éxito el vuestro, pichichos!». Y más adelante le decía al jefe de policía que habría dicho «¡al fin pude pescar a este maldito; y con cuánta facilidad!»: «Pues no, te engañaste, o mejor dicho, te engañaron… El que te creíste que era yo [Solano], te engañó, como buen andaluz, y ya puedes ir anotando entre tus fracasos está anécdota. No somos pavos los anarquistas y te aconsejo que desarchives el caso y aprontes la tijera para que sigas recortando y pegando, a continuación del prontuario que creíste finiquitado, todo lo que voy a seguir diciendo y escribiendo».

Julio Amor, según él mismo afirmaba, buscado por la policía política, pero no identificado al usar ese seudónimo, y no delatado por Miguel Solano, se despedía:

Ahora más que nunca voy a activar mis energías y a redoblar mi acción, seguro de que tu pesquisa y la de tus falderillos seguirán confundiendo el olor del chorizo con la longaniza.

Hasta mañana,

Julio Amor.

Según esta confesión de Antonio, quien pudo haber sido detenido y deportado a España fue el mismo Antonio y con él seguramente Caridad Alcón. De haber sido así, ¡cuánto hubiera cambiado sus vidas!

Curiosa historia ésta.



NOTAS DE LA SEGUNDA PARTE:


1Ejemplar del 9 de julio de 1913.

2Florentino Giribaldi Bottero, de origen italiano (Argentina, 1888-Argentina-1965).

3Caridad desconocería, seguramente, que Giribaldi era muy joven, apenas 25 años en ese momento, y, aunque ya casado con Dionisia Aguin, solo tenía una hija en ese momento, Selva Giribaldi Aguin, de 2 años de edad.

4Salud y Fuerza (Barcelona)-Diciembre de 1904 a 1914. Su director y fundador fue el médico Luis Bulffi, cuyas preocupaciones sociales pasaban por la planificación familiar, el control de la natalidad y la eugenesia. María Mañé, hermana de Teresa (Soledad Gustavo) será la administradora durante varios años. La revista fue el foro de exposiciones científicas y sociológicas, y dio cabida a las colaboraciones de escritores y propagandistas libertarios como Émile Armand, Emilio Gante, Vicente García, Anselmo Lorenzo y Charles Malato. Bajo su sello editorial salieron a la luz varios folletos de autores anarquistas, entre los que se cuentan Errico Malatesta, Pietro Gori, Jean Grave, Agustin Hamon y Bernard Lazare.

5Todos ellos se encuentran en la zona norte de Buenos Aires. Actualmente Villa Mazzini forma parte de Villa Urquiza.

6Teodoro Antillí y Apolinario Barrera, en calidad de director y administrador de La Protesta, estaban encarcelados desde 1913 por un artículo escrito por el primero en defensa de Simón Radowitzky, el anarquista que ejecutó al Coronel Falcón, responsable de la masacre de 1º de mayo de 1909 en Buenos Aires.

7El 6 de diciembre, El Eterno Sofisma (I), y el 26 y 27 de enero de 1915, «El Eterno Sofisma» (II, en dos partes).

8«La influencia del ambiente como verdugo del individuo», dentro de los actos organizados por la agrupación «Teatro Popular», a la que pertenecía Miguel Solano, para sacar fondos para el diario Iconoclasta (La Protesta del 21 de febrero de 1915).

9“Tú serás hombre», recitado en un acto de la Sociedad de Obreros Panaderos. Según nota de La Protesta del 30 de julio de 1915.

10Según nota aparecida en La Protesta de 21 de junio de 1915.

11Ejemplar del 27 de agosto de 1915.

12En Argentina, «Cubil de perro». Así se le decía a las celdas del depósito de detención de «Orden Social», donde estaban presos a la espera de la deportación.

13Roque Sáenz Peña, presidente de la Argentina desde octubre de 1910 a agosto de 1914. Bajo su mandato se construyó las dependencias carcelarias del «Orden Social».

 

 

 TERCERA PARTE: SUS ÚLTIMAS COLABORACIONES

 

Después de tres años sin conocerse nuevos escritos de Caridad Alcón, seguramente dedicada a la crianza de sus dos hijas -Julia Amor y Áurea-, que habían nacido en ese intervalo, en mayo de 1918 va a publicar por vez primera en el periódico sindicalista de Barcelona, Solidaridad Obrera. Es un hecho que no tiene explicación por ser un hecho aislado. Fue el día 18 de mayo cuando en primera plana se pudo leer un artículo de tipo literario que desprendía un cierto aire pesimista sobre la sociedad humana. 

Recordemos que la Gran Guerra duraba ya cuatro años, y que en el mundo anarquista argentino, después de la división entre anarquistas y sindicalistas, ya se estaba produciendo la dura escisión de los anarco-comunistas partidarios de la Revolución bolchevique en Rusia, en cuyo bando se estaba alineando el propio compañero y padre de sus hijas, Julio Amor.

A modo de ejemplo, Julio Amor va a dirigir y encabezar en el mes de febrero de 1918 una Campaña por la libertad de Simón Radowitzky, el anarquista de origen ruso1 que en 1909 ejecutó al coronel Falcón, asesino de obreros, y que desde 1911 estaba preso en el terrible penal de Ushuaia (Tierra del Fuego). Hasta ese momento se habían realizado numerosas acciones para liberar a Simón, todas ellas infructuosas, y a Julio Amor se le ocurrió movilizar a los anarquistas para que promovieran a Radowitzky como embajador del gobierno soviético en Argentina, y así conseguir que fuera liberado. A los bolcheviques se les conocía entonces como «maximalistas» y por eso el Comité se denominaba «Pro-Radowitzky representante maximalista». Por esta iniciativa el compañero de Caridad Alcón fue ridiculizado y criticado por los dirigentes anarquistas de La Protesta, provocando un cruce de graves acusaciones entre dicho medio y Julio Amor.

Ya en aquel momento le gustaban ridiculizarle (y así será durante varios años) por ser el «inventor de la pistola silenciosa», y es que en dos artículos de enero de ese año2, Julio Amor, defensor a ultranza de la revolución bolchevique, preconizará la acción directa, la revolución hecha por pequeños destacamentos de revolucionarios profesionales en la más estricta clandestinidad, y apuntaba a utilizar «armas silenciosas», explicando el funcionamiento de los futuros silenciadores, que tan común serán en las próximas décadas, si bien ya se habían patentizado desde hacía pocos años por la familia de ingenieros Hiram Maxim.


EN EL JARDÍN

Bajé al jardín. Los crisantemos y heliotropos mecíanse en sus tallos con juvenil alegría; las rosas columpiábanse rítmicamente como en una orgía de besos, y las flores mil, todas olorosas, agitadas por el aire fresco de la noche, esparcían sus olores a mi alrededor.

¡Bellos jardín de la dicha y del amor!

En esta mi visita a las flores amigas olvidadas, sentí el deseo de besarlas, y una a una, cual mariposa que libase en sus pistilos, fui besándolas y dejando en cada una de ellas un recuerdo retornado, una lágrima, algo de mi vida de siempre. Y todas parecían agradecerme la caricia meciéndose con orgullo sobre su tallo y regalándome aromas en pago.

¡Todas hermosas y todas hermanas!

Olvidando el mundo de los hombres, aspiraba la vida de las flores, que en su círculo de nacimiento no necesitan robar ni el jazmín al renáculo, ni la albahaca al nardo, ni el rosal al clavel nada de su tierra para vivir su vida. Todas hermosas y todas hermanas habían nacido, y vivían allí juntas, sin leyes y sin luchas, y jamás pudo ver que la magnolia blanca y hermosa impusiese su orgullo a la tímida violeta de olor delicado; jamás pude ver a la orquídea, flor de reina, vencer al geranio vistoso; jamás vi a la gentil palmera despreciar a la hostil ortiga, y todas hermanas y todas amigas, vivían en libertad, mejor que los hombres, sin pasiones, sin engaños y sin duelos.

Y en mi andar entre las flores deseé ser una de ellas para alegrar con mis olores a la humanidad doliente.

Anduve más, y frente a dos macetones, detuve mi mirar. Eran el de un clavel rosa y una rosa blanca que se habían enlazado buscándose para abrazarse. Los hombres en sus amores son más brutales; hieren y matan si la mujer dice que no; si la hembra acepta, el macho vive en el tormento de los celos. Las flores, no. Si se aman, su beso es eterno, es el beso de amor. Si no se aman, viven en amigable consorcio todas.

¡Oh, mundo de las flores! Si a alguna os toca morir, vuestras hermanas, vuestras amigas, siempre os tiene dispuesto un muelle lecho de pétalos y de olores.

Buenos Aires                                                                  Caridad Alcón


Y tras otro largo paréntesis, debemos mencionar que la revista Sancho Panza vio la luz en Buenos Aires el 13 de junio de 1921. Estaba dirigido por Minervino Rodríguez y se subtitulaba «Revista semanal, amena, humorística y satírica». Como se anunciaba en la revista, todos los redactores tenían un carnet para quien quisiera requerirlo en el ejercicio de su profesión. Y así es. Julio Amor (Antonio Moreno Diosdado), era uno de los redactores de Sancho Panza, y la familia ha conservado el carnet con su fotografía3.

El primer número de Sancho Panza no se ha conservado, y solo pueden consultarse los números 2 y 34, correspondientes al 20 y 27 de junio de 1921, desconociendo la duración de dicha revista. Pero resulta evidente que Antonio (Julio Amor) tendría un peso específico en la publicación, pues Caridad va a escribir en la sección «Páginas femeninas» de ambos ejemplares disponibles, y seguramente fuese una colaboradora frecuente. Estos son sus artículos de la revista y que serán los últimos de su vida, según lo que conocemos.

ESCLAVAS DE LA MORAL

Es tan complicado y vario esto del vivir diario; tiene tantos inconvenientes y complicaciones, reveses, torturaciones [sic] y estancamientos, que resulta un verdadero sacrificio la vida, no porque ella exija del ser las adaptaciones y vacilaciones a que es sometido durante su carrera triunfal por la existencia, sino por lo enrevesado y aplastante que han hecho el sistema los hombres que «ordenaron» el vivir a gusto y capricho de ellos mismos, sin consultar los gustos y necesidades del grueso de la humanidad.

En amor, por ejemplo, la mujer no puede exteriorizar sus afinidades. Es un delito de lesa virtud el que la mujer dirija al hombre sus deseos, y tiene que asesinar sus ilusiones por capricho ajeno. No cabe duda que el noventa por ciento de los «contratos« amorosos que se realizan están adulterados por pasiones distintas y que al lecho nupcial no llega el amor, sino la víctima del amor, la que ha de sacrificarse por el buen ver ajeno, aunque le delito vayan a pagarlo los hijos habidos de esos amores convencionales.

Estatuida la familia por obra y gracia de quien tiene de la familia un pobre concepto, no es raro ver el desacuerdo existente entre dos seres unidos por sociales conveniencias.

Una de las dos partes, el hombre, puede, si quiere, elegir; pero no así la mujer, pues no puede hacer otro tanto y debe atenerse al primer ofertante, sacrificando su propia elección. Por exigencias de la vida social, el cariño en los hogares resulta a medias, cuando no es el odio, el hastío o la apatía conyugal lo de que adueña y deshace moralmente.

En estas condiciones los hijos no pueden traer al mundo gérmenes de bondad. La misma ausencia de cariño en los padres aleja toda perfección moral de sus vástagos, y la humanidad, ya de suyo errada, se perpetúa en la indolencia y el equívoco sin que por ello la mujer intente mejorarla mejorándose.

No quiero sentar aquí el que se interprete la libertad amorosa como un principio de libertinaje social y al proclamar para la mujer idénticas facilidades expositivas que el hombre, no hay en mí ese «marimachismo» en el que han caído algunas de nosotras atraídas sin duda por eso del feminismo.

No hay un problema «masculinista» y por lo tanto tampoco podemos admitir ese adefesio que se ha dado en llamar «feminista»; pero sí que debe interpretarse el derecho de la mujer como cosa superior a las añejas conveniencias de la moral sin austeridades y sin libertinajes, sino en un simple medio de desarrollo normal, pues siendo la mujer la más directa educadora de los hijos, que son siempre la humanidad del mañana, fuerza es que estos hijos desde su pregestación [sic] no sean un obstáculo para el libre ejercicio educativo a que serán sometidos por sus madres, libres de prejuicios y a salvo del sometimiento esclavo de que está en la actual sociedad.

Caridad Alcón

Caridad Alcón compartía en ese momento de su vida las críticas que el mundo anarquista (al menos en la prensa La Protesta) en esos años vertía sobre el «feminismo», considerándolo como parte de la ideología burguesa.

Y en el siguiente número de Sancho Panza se podía leer:


¿ES DELITO SER HIJO?


El problema que se plantea en la Argentina, respecto a la nacionalización o no de sus moradores, se presta a tristes reflexiones. Diría que es una falta imperdonable de sus dirigentes y educadores de la presente generación de futuros próceres.

Lamentable es que se quiera castigar en los hombres que llegan a este suelo -de quien se ha dicho tanto y tanto de su prodigalidad- el «delito» de ser hijo de unos padres que no nacieron ni vivieron en nuestros ambientes.

Ser hijo quiere decir haber venido al mundo por una coincidencia fisiológica. Pero ser hijo quiere decir también que se está exento de todo pecado, incluso el de haber nacido en China o en Italia…

Muchos de esos hijos -y se puede asegurar que ese autoctonismo [sic] natal no existe o existe muy limitadamente- de otras tierras, se radicaron aquí y dieron hijos que si son argentinos es sencillamente por accidente, ya que sus padres, españoles, ingleses o rusos, si no hubieran venido a la Argentina, no serían sus proles patriotas de la azul y blanca, sino del gualda y rojo de España, rojo y cruzada de la Bretaña, o roja de Rusia.

¿Cómo concebir, entonces, que la mocedad «alcurniada» que no tiene otra descendencia argentina que la de haber traído a sus padres o abuelos a esta tierra, pretendan castigar a esos hijos cuyos padres no fueron lo suficientemente aventureros para cruzar el océano y venir aquí a darnos sus hijos? ¿Acaso esos hijos pudieron elegir, previamente, el lugar donde habían de nacer? (…)

Para el hombre no existe patria, ya que toda la tierra es una y la misma. Y el ser hijo de tal o cual lugar no quiere decir que se le debe castigar ni menos ensañarse, como suelen hacerlo algunos argentinos, con los hombres que llegan hasta nosotros buscando ampliación y consuelo al triste vivir de todas pares, como consecuencia de la errónea y falaz interpretación que de ha dado al nacionalismo.

Es a las madres a quienes importa solucionar este problema triste, ya que son a sus hijos a quienes se les pretende acorralar y desmerecer. A las madres, quienes no deben permitir en nombre de sus hijos, en nombre de los accidentes fortuitos de la vida, que nos arrastra de uno a otro lado, implacablemente, y que están obligadas a dar hijos en todos los lugares del mundo para que a su vez sean respetados por todos los seres de la tierra.

Caridad Alcón

 

Caridad tenía en ese momento 33 años y era madre de dos hijas. Su familia ha facilitado la siguiente fotografía, que es la única disponible de Caridad Alcón. No está fechada, pero debe ser de 1925, aproximadamente, a juzgar por las edades de sus hijas.

A partir de 1920, Julio Amor, como delegado del Sindicato de la Construcción de Buenos Aires, participó en la constitución de la FORA Comunista, otra escisión de la Federación Obrera Regional Argentina, llamados por ésta ultima como «los cameleónicos» y «madre putativa de la U.S.A.). La relación con La Protesta y los sindicalistas y anarquistas «puros» quedó hecha pedazos y las acusaciones de todo tipo se sucedieron entre ambos bandos. Poco después se fundará un sindicato nuevo, la Unión Sindical Argentina (U.S.A.), y una nueva asociación anarquista, la Alianza Libertaria Argentina (A.L.A.), en las que Julio Amor se convertirá en un dirigente destacado de ambas: miembro del Comité Central del primero, y Secretario de correspondencia con el exterior, del segundo. También colaborará en los periódicos asociados a estos colectivos, como El Libertario (abril de 1923), Frente Proletario (1920) y Unión Sindical (abril de 1922). Todo eso no hizo sino aumentar la antipatía que generaban todos los anarquistas (pues seguían considerándose anarquistas) -muchos de ellos españoles, como García Thomas, Alberto Alba (Silvetti), José Torralvo o David Valdés- que se acercaban a las posiciones bolcheviques y a la revolución de Octubre de 1917. De hecho, muchos fueron acusados de confidentes de la policía, como es el caso de Julio Amor, cosa que siempre negó declarándose, una vez más, anarquista, y culpabilizando de todo a las maniobras del Partido Comunista de reciente creación (enero de 1918), que estaba tratando de hacerse con el control de la U.S.A. para implantar su famosa consigna de Moscú del «Frente Único», y a los falsos anarquistas que dirigían La Protesta5. Estas interesadas acusaciones pronto se fueron desvaneciendo y se olvidaron, y en La Protesta de junio de 1947 y de 1957, cuando celebraban el 50º y 60º aniversario del diario anarquista, solo se destacaba lo importante y evidente: que Julio Amor había sido «uno de los mejores colaboradores» del diario entre 1913 y 1917.

Toda esta situación de «acoso y derribo» de Julio Amor por parte de sus antiguos compañeros debió ser muy dolorosa en el hogar de los Moreno Alcón, y afectar sin duda a Caridad, que intentaría proteger de ese ambiente enrarecido y hostil a sus dos hijas. Pero de ello no tenemos constancia alguna.

Caridad quedó viuda muy joven, a los 41 años, pues su marido y compañero Antonio Moreno Diosdado (Julio Amor) falleció en junio de 1929 en su casa de Buenos Aires. Nunca se volvió a casar y se dedicó en cuerpo y alma a la crianza y educación de sus dos hijas, Julia Amor y Áurea.

La historia de la anarquista Caridad Alcón Moreno había terminado. Falleció en Buenos Aires en 1968, a los 80 años de edad. Había vivido una vida plena y dedicada por entero a la causa de la anarquía y de la emancipación de la mujer. Mujeres como ellas hay que rescatarlas del olvido y situarla en la historia como ejemplo de entrega a la causa de la libertad y del amor.

 

NOTAS DE LA TERCERA PARTE:

1El pueblo donde nació, Stepanivtsi, en la región de Jersón, pertenece hoy a Ucrania.

2La Protesta del 4 y 5 de enero de 1918: «Revolución e Ilusión» (I y II).

3Además de redactor de Sancho Panza, Antonio Moreno lo era del semanario Teatro.

5En La Protesta de los meses de junio y julio de 1923 se pueden consultar las acusaciones de una de las partes. La otra versión no está disponible, pues se publicó en el periódico La Bandera del Pueblo, donde colaboraba Julio Amor, pero no se ha conservado ningún ejemplar, lamentablemente.

 

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